miércoles, 26 de febrero de 2020

EL HOMBRE DE DAVOS NO HA CAMBIADO- Por Francisco Javier Romero Montes.




EL HOMBRE DE DAVOS NO HA CAMBIADO.
Por Francisco Javier Romero Montes.
 (Profesor  de la UNMSM).   
   
Davos es una ciudad situada a 1560 metros de altura, cercana a la ciudad de Zúrich, rodeada de montañas, en el territorio Suizo. Aquí tiene su cede el Foro de Davos desde su creación en 1971. Fue su fundador Klaus M. Schwab, profesor de la universidad de Ginebra, quien en esa oportunidad invitó a 444 ejecutivos de compañías Europeas, en el centro de convenciones de Davos. En la actualidad los invitados superan las 2500 personas. Se trata pues de una reunión de empresarios que abonan 20,000 dólares por cabeza, por su asistencia al evento.

El objetivo del Foro consiste en construir un mundo mejor involucrando a personas que tienen poder para cambiar el mundo, definir retos, soluciones y medidas, siempre con la mirada puesta en los ciudadanos. A propósito, Joseph E. Stiglitz, Premio Nobel de Economía, recuerda que el año 1995 “había euforia por la globalización, esperanza por la transición de los países ex comunistas al mercado y confianza en que las nuevas tecnologías abrirán nuevas perspectivas de las cuales  todos se beneficiarán. Las empresas mancomunadas con el gobierno liderarían el camino”.

Pero nada de esto ha sucedido, durante los 50 años de la existencia del Foro, desde su creación en 1971 y el año 2020 en el citado Foro Económico Mundial de las élites empresarias y políticas del mundo de Davos. Los empresarios sólo han velado por la ganancia de sus accionistas, pero no tuvieron en cuenta  factores como el trabajo,  que se preocupa por el bienestar de los trabajadores, la sociedad y el medio ambiente, tal como lo han declarado, en los Estados Unidos, las 181 grandes empresas que forman parte del “Business Roundtable” (Organización de empleadores).

 Hace unas semanas, el Premio Nobel de Economía del año 2001, Joseph Stiglitz, después de apreciar la agenda de la reunión que se realizó, entre el 21 y 24 de enero último,  lanzó la siguiente pregunta ¿El hombre de Davos ha cambiado?.  Es necesario reconocer que en la actualidad existe un problema en el cumplimiento de estos propósitos. Tal como lo reconoce el propio Stiglitz tenemos que entender que las causas de los malestares sociales van más allá de maximizar el valor de los accionistas. En la raíz del problema está la fe excesiva del neoliberalismo en los mercados y el escepticismo del gobierno que apuntala una agenda política centrada en la desregulación y los recortes impositivos. Después de un  experimento de 40 años podemos declarar que todo esto ha sido un fracaso. El crecimiento ha sido más lento y la mayoría de las ganancias quedaron en manos de los de arriba, al margen de la falta de consenso entre los líderes empresarios.

Los empresarios no han pagado la parte que les corresponde de los impuestos, reduciendo la evasión fiscal de las empresas multinacionales,  garantizando que los países en desarrollo reciban una porción justa de los ingresos fiscales. Estos desaciertos han dado lugar para que muchos consideren, al Foro de Davos, como un templo del Capitalismo, en el que  grupos de plutócratas decidan el destino del mundo. Su fundador Klaus Schwab como respuesta  sostiene su lema de: “comprometidos a mejorar el estado del mundo  y construir  un mundo más sostenible e inclusivo”.

Del hombre recolector  y nómade al hombre productor y sedentario.

El destino del hombre es construir una sociedad que le permita dominar el mundo. Por eso, en un primer momento de la prehistoria encontramos el periodo paleolítico en que el hombre se organiza a través de la caza, la recolección y la pesca, para lo cual debía ser nómade y salir en busca de nuevos recursos cuando estos se acababan en la zona. En un segundo momento, viene la primera Revolución Neolítica  que tuvo que ver básicamente con el desarrollo de nuevas formas de vida que transformaron al ser humano cazador, recolector y nómade en un hombre productor y sedentario.

Posteriormente el hombre, hasta el momento, ha dado cuatro gigantes pasos más, que la historia los caracteriza como cuatro revoluciones y que son las siguientes:

La primera revolución, que se da  en Inglaterra el año 1786, con la aparición del vapor como medio de producción, tales como el telar mecánico y la locomotora. La segunda revolución es marcada con la aparición de la electricidad, en 1870, que se da también en Inglaterra, Europa Occidental, Estados Unidos y Japón, apareciendo la bombilla eléctrica,, el radio transmisor, el automóvil de combustión. El tercer cambio revolucionario,  hace su aparición durante los últimos 30 años del siglo XX que impulsa la aviación, la era espacial, la energía atómica, la cibernética, los ordenadores personales, la producción del internet. Finalmente, la revolución actual, caracterizada por la aplicación del internet a la industria, la tecnología de la información, dispositivos inteligentes conectando a redes, la robotización en producción, almacenamiento y distribución con dones.

Volviendo al hombre de Davos, es pertinente recordar el pensamiento fisiócrata que sostenía que los recursos de la actividad económica son el capital, el trabajo y la tierra, aspectos que el Foro de Davos, ni lo menciona. Luego, como  se puede lograr superar los inconvenientes de los 50 años si no logramos equilibrar y armonizar dichos recursos. Como dice el Premio Novel de Economía, sino estuvieron en el centro de la discusión las reformas que podrían aumentar el poder de negociación de los trabajadores, a quienes se les ignora totalmente en el evento, a través del fortalecimiento de los sindicatos y la negociación colectiva, a pesar que Europa esas reformas están entre las prioridades de la nueva agenda de la Comisión Europea. Mientras estos problemas no sean superados no se podrá maximizar el bienestar de la sociedad, y los empresarios seguirán defendiendo sus propios intereses.

Tiene que existir un nuevo tipo de capitalismo, que Stiglitz lo califica como un capitalismo  progresivo que implique  un mejor equilibrio de gobierno, mercados y sociedad civil.  Los empresarios deben pagar impuestos y salarios dignos, para empezar, y que respeten y hasta defiendan las regulaciones gubernamentales para proteger nuestra salud, nuestra seguridad, nuestros trabajadores y sobre todo el medio ambiente.

  De manera que muy bien podemos responder a la interrogante formulada por el Premio Novel de Economía, en el sentido que “el hombre de Davos,  no ha cambiado ni ha cumplido los objetivos  propuestos por Schwab en 1971.

26/02/2020/

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