EL SHOCK del Derecho del Trabajo
Dr. Jorge
Rendón Vásquez (1996)
A modo de presentación
Teodosio Palomino nos ofrece
esta vez un ensayo sobre la evolución tecnológica y su incidencia sorprendente,
y aún no bien determinada, sobre las relaciones laborales, con el título de 'El
shock del Derecho del Trabajo", continuando la saga formada por sus libros
"Estabilidad en el Trabajo y Automación", y "Robótica".
Jamás en la historia de la
humanidad, la evolución de la ciencia y de la técnica se detuvo. Hubo períodos
en los que su ritmo de cambio fue muy lento, y hubo otros en los que se
precipitó casi vertiginosamente hacia nuevas realidades transformando
radicalmente las relaciones sociales.
Nos toca vivir ahora uno de
esos períodos de cambio rápido cuyo, epicentro es el desarrollo de la
electrónica y la informática.
A comienzos de la década del ochenta poco
hacía suponer que las computadoras llegarían hacer algún tiempo después tan
baratas que podrían estar al alcance de los hogares de la clase media baja.
Hasta entonces sólo las grandes oficinas contaban con ellas; venían como
grandes consolas alimentadas con tarjetas perforadas, y sólo podían funcionar
en ambientes climatizados a una temperatura baja; costaban decenas de miles de
dólares y su capacidad de trabajo aparecía bastante modesta.
Es ya un acontecimiento perteneciente definitivamente a la historia de la técnica la invención maravillosa en este campo de dos ingenieros de menos de treinta años: Steve Jobs y Steve Wosniak, quienes, trabajando en un galpón en Silicon Valley, California, construyeron una pequeña computadora muy barata: la Apple, a la que siguió la Apple 11, y luego la Mac, máquina que cambió por completo la perspectiva de las computadoras, puesto que su sistema operativo era muy sencillo de manejar, no requería códigos y estaba accionado haciendo recorrer una flecha en la pantalla, donde los programas y archivos aparecían como pequeños rectángulos o iconos, gracias a un mecanismo movido por la mano sobre la mesa, al que se llamó mouse o ratón. Está primera versión de la MaC solo disponía de una memoria de 128 kilóbites; la segunda versión: la McPlus llegó a tener una memoria de una maga y un disco duro de 20 megas. Su precio era algo menos de 2000 dólares; y así empezó el boom de la firma Macintosh que las construía y vendía; lo que determinó que las compañías competidoras tuvieran que hacer también modelos más pequeños y baratos que no llegaron a superar, sin embargo, las ventajas de las Macs, incluso a fines de la década del ochenta cuando la firma Microsoft creó un sistema operativo similar al de Mac, el Windows, al que sólo se podía ingresar, no obstante, luego e pasar por algunos códigos para activar previamente el DOS.
Desde aquellos años, que hoy
parecen tan lejanos, las mejoras de estos, mecanismos se suceden a un ritmo
vertiginoso dejando obsoletos los modelos de hardware y software de un año al
siguiente, y obligando a los usuarios a adquirir las nuevas versiones mucho
antes de haber terminado la vida útil de las que tienen.
La industria de los
microprocesadores, el alma diminuta, pero superpotente de las computadoras y
otros aparatos electrónicos, ha alcanzado dimensiones extraordinariamente
grandes. En enero del presente año fueron anunciadas inversiones por valor de
varios cientos de billones de dólares en nuevas fábricas de microprocesadores
toda esa mercadería fuese colocada en el mercado, Ia industria y los hogares en
muchas partes del mundo habrían ingresado a una semiautomatización generalizada.
Hacia setiembre de este año, esa visión tan optimista se nubló cuando aquélla
empresas avizoraron que el mercado no estaba absorbiendo la producción de electrónicos
a la velocidad deseada y que, por consiguiente, las ganancias esperadas, motor
de aquellas inversiones, se habían retrasado respecto de las previsiones, viéndose
obligadas, por lo tanto, a anunciar una reprogramación de sus inversiones en
microprocesadores.
Como quiera sea, estos
desajustes transitorios no podrán contener el avance de la ciencia y de la técnica
en este campo, que es uno de los ejes alrededor del cual gravita todo el
funcionamiento técnico del aparato productivo y de una parte cada vez mayor de
la vida de los hogares.
Los efectos de la rápida
evolución de la técnica sobre la vida de relación social son ya evidentes. Por
una parte, ayudan a crear riqueza en mayores cantidades, pero, por otra, al
hacer menor necesaria la mano de obra en la producción y otras actividades
económicas, desplazan trabajadores hacia el desempleo.
Se constata entonces que el enorme desarrollo
técnico no ha sido acompañado por una adecuación de las relaciones labores a
aquél; y, más todavía, que muchos empresarios, sin comprender aún que el mundo
se halla en un proceso de grandes cambios, tratan de retrotraer esas relaciones
a épocas pasadas.
Por consiguiente, se va embalsando
en la sociedad un sentimiento de frustración, descontento y rabia, disimulado y
contenido aún por el dique de los sistemas de seguros de desempleo, allí donde
éstos existen, o por procedimientos de tratamiento colectivo psicosocial en los
demás países.
Es en la percepción de los
desajustes entre la técnica y la relacion social donde radica el mérito de Teodosio
Palomino; en sus esfuerzos por llamar nuestra atención sobre esta situación a
la que se le debería hallar pronto una salida.
Lima, octubre de 1996
Dr. Jorge
Rendón Vásquez
Profesor
Emérito de la Universidad Mayor de San Marcos.
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