LA SEGURIDAD SOCIAL EN UNA ECONOMÍA COMPETITIVA
En: Actas del VI
Congreso Peruano de Derecho del Trabajo y Seguridad Social UNMSM (1996).
Francisco
Javier Romero Montes
Profesor
de las Universidades Nacional Mayor de San Marcos y San Martín de Porres.
TEMARIO 1.-
Planteamiento del tema. 2.- Perfil de la nueva economía. 3.- Panorama de los
cambios sociales. 4.- El ingrediente político e ideológico. 5.- Problemas de la
seguridad social frente a los cambios económicos y sociales. 6.- Propuestas y
medidas adoptadas: a) Propuesta del Banco Mundial. b).- Medidas adoptadas por
los sistemas europeos. c).- Medidas adoptadas por los países latinoamericanos.
7.- En busca de una solución adecuada.
1.-
PLANTEAMIENTO DEL TEMA
En la medida en que se logre
una compatibilidad entre protección social y economía competitiva, será posible
construir una seguridad social de base para todos.
La seguridad social, entendida
como sistema, no es sino un conjunto de medios, mecanismos o estrategias para
prevenir las contingencias sociales o afrontar las consecuencias de las mismas
en el caso que sobrevengan. Esas contingencias a las que están sujetos todos
los seres humanos son entre otras, la enfermedad, la maternidad, el accidente,
la invalidez, la vejez, la muerte, el desempleo, las cargas de familia o
simplemente el estado de pobreza, etc.
Los sistemas de seguridad
social, en la solución de estas contingencias han jugado un gran papel durante
el presente siglo, sobre todo en los países europeos. Pero en los momentos
actuales, afronta serias dificultades. Un gran sector de las poblaciones tienen
serias dudas acerca de su viabilidad y eficacia. En los países subdesarrollados
el impacto es menos sensible, debido a que la mayoría de sus habitantes no
gozan de sus beneficios.
Las causas visibles del
problema tienen que ver con las transformaciones estructurales de la economía y
los cambios producidos en el ámbito social. Se piensa que la magnitud de
recursos dedicados a la seguridad social, es una de las causas principales de
la crisis económica y que la generosidad de sus prestaciones desmotiva a sus beneficiarios
a una plena participación en el desarrollo de la economía. Estas consideraciones
han dado lugar a un conflicto entre el crecimiento económico y la protección
social.
En realidad, la desavenencia
puede ser producto del largo período de estancamiento de la economía mundial
con repercusiones muy graves en el campo del empleo. Una respuesta a ese lento
crecimiento económico ha consistido en cuestionar, acertada o equivocadamente,
los sistemas de protección social. Como consecuencia, en muchos países se exige
la reducción de recursos económicos destinados a la seguridad social, lo que
conlleva un replanteamiento en el otorgamiento de prestaciones o beneficios.
Acorde con este temperamento, en algunos países se han introducido reformas
legislativas que en muchos casos han puesto fin a criterios y principios de
protección que se consideraban inamovibles.
Pero es necesario precisar que
no está plenamente determinada la relación entre crisis económica y protección
social, razón por la que las medidas adoptadas tienen un carácter provisional y
no definitivo.
En el presente trabajo
intentaremos la búsqueda de la verdad o falsedad de esa posible
incompatibilidad entre crecimiento económico y protección social. Luego será
necesario establecer un perfil de las medidas adoptadas por algunos países para
superar esta hipotética contradicción y de esa manera, tener un panorama de la
seguridad social y sus tendencias actuales en el mundo. El trabajo finalizará,
con la proposición de algunos lineamientos para el logro de un marco que haga
posible una economía competitiva, sin menoscabo de una protección social frente
a las contingencias que acechan al ser humano.
2.-
PERFIL DE LA NUEVA ECONOMÍA
Los adelantos de la
electrónica[1],
que se vienen aplicando en el campo de la manufactura y de los servicios, han
dado lugar a un nuevo salto en el campo de la tecnología. En base a la
aplicación de la electrónica ha surgido la cibernética, arte de construir y
manejar aparatos y máquinas que mediante procedimientos electrónicos efectúan
automáticamente cálculos complicados y otras operaciones similares.
Para darle una mayor
connotación, a este avance, y al sin número de transformaciones que viene
causando, hoy se habla de la "revolución tecnológica", para
diferenciarla de la "revolución industrial" originada por la
aparición de la máquina.
Esta revolución tecnológica ha
generado desajustes en la organización económica, dando lugar a cambios
profundos en el campo de las comunicaciones, del transporte y sobre todo en la
estructura del empleo. El cambio tecnológico, indispensable para el bienestar y
desarrollo de la humanidad, dice Hansenne, altera, desplaza e incluso elimina
empleos. Devalúa las aptitudes técnicas tradicionales y crea la necesidad de
nuevas capacidades. Impugna las actuales estructuras de organización y no deja
a nadie a salvo de sus consecuencias (memoria del señor Michel Hansenne,
Director de la OIT, correspondiente al año 1994).
Hoy, la economía, gracias a
esas transformaciones tiene una nueva dimensión: se ha internacionalizado, se
ha globalizado, se ha mundializado. El perfil de la nueva estructura de la economía
está marcada por la apertura de las fronteras que permite un aumento en el comercio
mundial de bienes y servicios y de movimientos de capitales, por la importancia
creciente de la inversión extranjera, por la interconexión de los mercados
financieros y por el rol preponderante de las empresas multinacionales.
Dentro de este proceso de
globalización de la economía, tal como afirma la 0IT[2] la liberalización de los
mercados nacionales es el elemento central de la nueva estrategia de
desarrollo, con la que se sustituye a la política de proteccionismo que imperó
durante los últimos cincuenta años. Así por ejemplo, en Europa Occidental,
durante los decenios de 1980 y 1990, la opinión de que el estancamiento
económico podía atribuirse a los gastos sustanciales del estado de bienestar,
fue prevalente.[3]
En ese marco de la creciente
internacionalización, los países se han visto expuestos a la competencia
extranjera, lo que les exige adoptar medidas para mantener o desarrollar la
competitividad internacional.
Dentro de esas medidas, la
reducción de gastos en protección social de la población va ganando adeptos,
aunque no se ha podido demostrar que la productividad y la calidad de los
productos se hayan visto obstaculizados por los programas de seguridad social.
De manera que, en la
actualidad, los países utilizando la competitividad internacional tienen como
reto no sólo la defensa de sus mercados internos, ante el acecho de bienes y
servicios extranjeros, sino también el ocupar espacios más allá de sus
fronteras. En el cumplimiento de estos propósitos, se piensa que los gastos en
seguridad social constituyen un problema que impide ser más competitivos. De
aquí se desprendería, a su vez, que la competitividad es un obstáculo para el
mantenimiento de la seguridad social.
Ante semejante dilema, la
solución debería pasar por la búsqueda de una economía competitiva manteniendo
una protección social adecuada. Ese debería ser el reto del futuro. Creemos que
no es imposible.
Para completar este apretado
perfil de la economía actual, no puede dejar de mencionarse los procesos de
integración económica que se vienen produciendo, como una respuesta a los
inconvenientes y excesos de la globalización o mundialización. Cada día se
viene hablando más de la fragmentación como antítesis de globalización. Las
muestras visibles las tenemos en la Unión Europea, el Tratado de Libre Comercio
entre Estados Unidos, México y Canadá, el Mercosur, entre otros.
3.-
PANORAMA DE LOS CAMBIOS SOCIALES
Uno de
los cambios más generalizados en la mayoría de los países es de carácter
demográfico. La mejora de las condiciones de vida por diferentes factores tales
como la evolución de la medicina, dietas alimentarias adecuadas, suministro de
agua potable y demás mecanismos sanitarios, han disminuido las tasas de
mortalidad y ha prolongado la expectativa de vida.
Las
tasas de fecundidad han disminuido debido a la difusión de procedimientos
eficaces de control de nacimientos. En otros casos, son los Estados los que
promueven políticas de control de natalidad por razones económicas y sociales.
La
combinación de estos factores han originado un rápido envejecimiento de las
poblaciones, es decir, un sustancial incremento de las personas en situación de
vejez y una reducción de la población activa que soporte la carga de la pasiva.
El
problema radica, entonces, en que a mayor cantidad de personas en edad
avanzada, cada vez corresponden menos personas en edad de trabajar. Todo esto
se acentúa por el incremento del tiempo de la vida pasiva, lo que conlleva un
mayor gasto de su sostenimiento a través de la seguridad social y por ende, de
los recursos económicos de un país.
Lo
anterior obliga a referirse a dos aspectos fundamentales: La expectativa de
vida y la proporción del producto bruto interno destinado a los gastos en
prestaciones de la seguridad social.
La
expectativa de vida es la estimación que se hace, al momento de nacer una
persona, acerca del tiempo que en promedio podrá vivir. Sobre este particular,
el Banco Mundial[4]
ha señalado las siguientes expectativas de vida para algunos países:
País
Expectativa País
Expectativa
-Japón 79 años - Venezuela 70 años
-Francia 77 años - Colombia 69 años
-E.E.U.U. 77 años - R. Dominicana 68 años
-Panamá 73 años - Ecuador 67 años
-Chile 72 años - Paraguay 67 años
-Uruguay 72 años - Brasil 66 años
-Argentina 71 años - Perú 65 años
-Malasia 71 años - Egipto 62 años
-México 70 años - Nigeria 52 años
En lo
que respecta a la proporción del producto bruto interno (PBI), dedicado al pago
de pensiones, atención de la salud, desempleo, prestaciones familiares, etc.,
el año 1990 en los países del OCDE fluctuaba entre el 9 y 26 por ciento.[5]
En
términos más precisos, la OIT, nos da las siguientes proporciones.[6]
País Gastos en
Seguridad Social en P. B. I.
-Francia
27.4 %
-Chile
12.7 %
-E.E.U.U.
12.2 %
-Japón
11.2%
-Argentina
9.7 %
-Uruguay
9.3 %
-Panamá
7.3 %
-Brasil
4.5 %
-Ecuador
2.6 %
-Egipto
2.4
%
-México
2 %
-Malasia
1.9 %
-Colombia
1.3 %
-Venezuela
1.1 %
-Perú
0.8 %
-R.
Dominicana 0.4 %
Se
aprecia claramente, que de acuerdo con los datos antes señalados, los peruanos
tienen la más baja expectativa de vida, entre los países latinoamericanos. Sin
embargo, la legislación peruana señala una edad de 65 años para la jubilación,
que coincide con su esperanza de vida, lo que no sucede con los demás países en
los que su expectativa de vida se ubica por sobre las edades de jubilación,
como debe ser.
En lo
concerniente a la proporción del PBI destinado a la seguridad social, el 0.8 %,
señalado por la 0.I.T para el Perú, el uno de los más bajos del mundo, lo que
indica la desatención del Estado peruano en los aspectos de protección social.
No
puede dejar de señalarse, el pago de la deuda externo como elemento que incide
profundamente en la agudización de la desprotección social, en los países
deudores. Una gran cantidad de recursos deben destinarse prioritariamente al
pago de servicio de la deuda externa, postergando el desarrollo económico y la
protección social de la gente. Lo grave es que, el este aspecto, no se
vislumbra una salida al problema, sino por el contrario un agravamiento, lo que
determina que las generaciones futuras estén ya condenadas a vivir dentro de
tu marco de pobreza cada vez más preocupante.
El
propio Banco Mundial[7] señala los porcentajes del
producto bruto interno que algunos países deben dedicar al servicio de la
deuda externa, los mismos que son alarmantes:
País Deuda
Externa en P.B.I.
-Ecuador
99 %
-Egipto
71
%
-Venezuela
63 %
-Uruguay
54 %
-Perú
46
%
-Chile
45
%
-Rep.
Dominicana 45 %
-México
33 %
-Colombia
32 %
-Argentina
29 %
-Brasil
26
%
-Paraguay
20 %
El
Perú, de acuerdo a esta información, dedica cerca del 50% de su producto bruto
interno al servicio de la deuda externa.
Esta
carga pesada, para muchos países, se refleja en la renta per cápita, es decir
en los diminutos ingresos anuales de que dispone cada habitante. Como muestra
nos permitimos señalar los índices y diferencias que sobre el particular indica
el Banco Mundial.[8]
País PBI por
Hab. En $ US
-Japón 31,490
-Chile 3,170
-E.E.U.U. 24,740
-Brasil 2,930
-Francia 22,490
-Venezuela 2,840
-Argentina 7,220
-Paraguay 1,510
-Uruguay 3,830
-Perú 1,490
-México 3,610
-Colombia 1,400
-Ecuador 1,200
No
puede dejarse de señalar, dentro de los cambios sociales, los producidos como
consecuencia de las innovaciones tecnológicas. La nueva tecnología ha creado un
desbalance entre puestos de trabajo y población trabajadora, originando altos
niveles de desempleo y sub-empleo. La masa de bienes y servicios para
satisfacer los requerimientos del mercado son producidos por menos mano de obra
y más tecnología.
Un
nuevo problema social que se viene presentando es el de la ancianidad prematura
laboral, originada por la competitividad del mercado. La exigencia de menores
costos laborales y mayor productividad ha originado el desplazamiento de
trabajadores que aún están en condiciones de laborar, para ser sustituidos por
trabajadores jóvenes. Un ejemplo, de esto, es el hecho de que cotidianamente,
las ofertas de trabajo están dirigidas a personas que tengan una edad por
debajo de los 40 años. En este campo, las reformas jurídico-laborales, han
hecho lo suyo, al facilitar los despidos por iniciativa del empleador.
4.-
EL INGREDIENTE POLÍTICO E IDEOLÓGICO
El
auge económico que vivió el mundo después de la segunda guerra mundial y hasta
la década del setenta posibilitó el desarrollo de la seguridad social, al
amparo del Estado benefactor que contaba con los recursos económicos necesarios
para tal fin.
Terminadas
esas tres décadas, la economía es sacudida por una crisis originada entre otros
factores, por la innovación tecnológica y cuyas consecuencias ya lo hemos
señalado.
Frente
a la crisis, hace su reaparición la tesis del liberalismo, en las versiones de
Von Hayek y Friedman, quienes sostienen que es inherente a la estructura de
todo mercado de trabajo una tasa natural de desempleo, cuya mayor o menor
dimensión es el reflejo de las expectativas de empresarios y trabajadores.
Friedman,
postula el criterio que el bienestar social sólo puede venir de una
productividad más alta, la inversión de más capitales y una más basta difusión
de habilidades. Sólo así habrá más para el trabajador, para el inversor, el
consumidor y sobre todo para el Estado a través de los impuestos.
El
planteamiento liberal, busca así poner fin al Estado benefactor y dar
preponderancia a las leyes económicas del mercado. La Caída del muro de Berlín,
deja el terreno abonado para la implantación de las ideas liberales, al verse
sin el contrapeso de las ideas marxistas.
La
aparición de gobiernos identificados con la concepción neoliberal han hecho
realidad esos propósitos que vienen creando serias dificultades en el ámbito
social. El lema parece ser que es indispensable sacrificar todo en aras del
crecimiento económico: Lo que importa son las cifras o cantidades. De ahí que
se vea en la seguridad social un obstáculo para ese crecimiento económico.
5.-
LOS PROBLEMAS DE LA SEGURIDAD SOCIAL FRENTE A LOS CAMBIOS ECONOMICOS Y SOCIALES
La seguridad social se
enfrenta, en los actuales momentos a inconvenientes de tipo financiero,
político, social y hasta ideológico.
En el
aspecto financiero, el problema es el desbalance entre la demanda de
prestaciones de la seguridad social y los recursos financieros. Las crecientes
demandas se deben a la existencia de una población cuya longevidad ha ido en
aumento y con más problemas de salud, un mayor número de desempleados que
requieren apoyo, etc., frente a una disminución de las cotizaciones debido a la
reducción de la población en edad laboral.
En lo
político, se aprecia que el respaldo del público a prestaciones sociales
amplias y generosas se ha debilitado porque la seguridad social ha reducido considerablemente
su eficacia por la disminución de sus recursos.
En lo
social, el desempleo de larga duración ha originado marginación de un sector
significativo de la población. Lo preocupante es que la seguridad social no da
muestras de aptitud para solucionar estos problemas a menos que se produzcan
modificaciones, las mismas que hasta el momento no se han podido determinar con
precisión.
Desde
el punto de vista ideológico, está en juego el papel del estado en la cobertura
de la seguridad social, frente a la tesis liberal que preconiza una
modificación del rol estatal, para dar paso a las leyes del mercado y a la
responsabilidad del individuo en el financiamiento de las contingencias
sociales.
Frente
a estas dificultades, han surgido diversas respuestas que van desde la adopción
de medidas de urgencia para recortar prestaciones y beneficios de la seguridad
social, hasta las concepciones que plantean la privatización de la seguridad social.
6.-
PROPUESTAS Y MEDIDAS ADOPTADAS
Las
medidas adoptadas están en función del modelo de los sistemas de seguridad
social, del desarrollo económico de los países y del nivel y amplitud de
protección que han alcanzado los sistemas.
a).-
Propuesta del Banco Mundial.-
Uno de
los planteamientos proviene del Banco Mundial. Dicha Entidad ha publicado un
informe titulado: "Envejecimiento sin crisis: Políticas para la protección
de los ancianos y la promoción del crecimiento". Este informe propone un
esquema respecto al futuro de la seguridad social en materia de pensiones. Por
la hipótesis económica y de filosofía social que contiene el informe, a
criterio de expertos de la OIT y de la Asociación Internacional de la Seguridad
Social, la propuesta del Banco Mundial contiene una estrategia riesgosa[9].
El
informe del citado Banco, antes que sugerir criterios técnicos, busca
transmitir un mensaje político, según el cual los regímenes públicos de pensiones
debieran limitarse al otorgamiento de prestaciones universales condicionadas a
un examen de recursos. En tanto que las pensiones de los asalariados habría que
confiar, con el carácter de obligatorio, a entidades privadas de carácter
comercial.
En
otras palabras, esta propuesta preconiza que los regímenes públicos sólo deben
servir para pagar prestaciones a los menesterosos, previa acreditación por
parte de ellos mismos, de su estado de pobreza. En cambio, los regímenes
contributivos deben ser asumidos por empresas mercantiles y las respectivas
prestaciones deben depender de la acumulación de los aportes, sin ninguna
garantía en cuanto al monto de la pensión.
La
tesis antes expuesta tiene su punto de partida en el sistema chileno, que desde
1980 reemplazó los regímenes de pensiones del seguro social, por un modelo de
ahorro individual obligatorio gestionado por organismos privados. De esta
manera el Estado Chileno tiene a su cargo prestaciones de asistencia social, de
monto muy bajo, supeditados a un examen de recursos.
Otro
de los modelos inspiradores del informe del Banco Mundial, lo constituye el
sistema australiano, según el cual la seguridad social otorga prestaciones
uniformes subordinado al examen de medios, es decir, a la constatación del
estado de pobreza.
No
cabe duda que esquemas como el que alienta el Banco Mundial, significa un
retroceso a etapas ya superadas, como eran los procedimientos asistencialistas
y caritativos que obligaban a la gente necesitada a exhibir su pobreza.
Justamente la seguridad social tuvo la virtud de superar esos criterios, al
conceptuar las prestaciones no como concesiones generosas, sino como derechos.
No
puede dejarse de sospechar que en el informe del citado Banco, subyace el
interés de los organismos acreedores por el pago de la deuda.
Para
las entidades acreedoras es prioritario que los países deudores acumulen
capital que respalde sus acreencias, antes que los recursos se destinen al
gasto social.
No es
casual, que antes de la publicación del informe, el Banco Mundial y el Fondo
Monetario Internacional, convocaran a funcionarios de 39 países, con el fin de
exponerles las ideas contenidas en dicho informe. La reunión se llevó a cabo en
la ciudad de Madrid en agosto de 1994.
b).-
Medidas Adoptadas por los Sistemas Europeos. -
Los
sistemas europeos de seguridad social, se caracterizan por una tendencia hacia
la convergencia de los modelos de Bismarck, Beveridge y el Nórdico. Esto es,
los sistemas contributivos, no contributivos o una combinación de ambos, respectivamente.
Estas
formas permitieron que la seguridad social ampliara considerablemente su
protección tanto horizontal como verticalmente. Es decir cubre a casi la
totalidad de su población y brinda prestaciones de una amplia gama y de mucha
eficacia. De esta manera, la seguridad social europea ha contribuido a
establecer un nivel de vida, de sus habitantes, que se ubica por encima de
aquellos países donde la protección social no tiene esas características.
La
generosidad de la seguridad social europea tanto en su amplitud como en su
eficacia, ha generado una identificación con la población. Es por eso que
cualquier innovación o medida que se pretenda implantar genera inquietud e
interés en la mayoría de la población, lo que tiene una significativa repercusión
en el ámbito político.
Es por
eso que los gobiernos siguen manteniendo sus sistemas de seguridad social,
basados en el esfuerzo colectivo y solidario de su población.
Sin
embargo, los cambios económicos, sociales y demográficos, a los que nos hemos
referido, también han repercutido en la seguridad social europea. Pero las
soluciones que se vienen adoptando, demuestran que sin alterar el concepto
básico de seguridad social, se pueden poner en ejecución una serie de
modificaciones significativas. Así por ejemplo, los cambios relacionados con la
edad que da derecho a pensiones, asignación de cargas tributarias a empleadores,
Estado y trabajadores, tasas de cotización, criterios para la determinación de
derecho a prestaciones. Países como Francia, Italia, Suecia, han aumentado los
requisitos de historia laboral para la percepción de pensiones completas,
aplazamiento de la edad para la jubilación. Alemania y Austria, han establecido
nuevas prestaciones asistenciales a largo plazo.
En
Alemania, al momento de establecer nuevas prestaciones, se consideró
instrumentos alternativos que incluían tanto un modelo de seguro privado como
un modelo público de seguro social contributivo, optándose a final por este
último.[10]
En
otros países como Holanda la legislación ha introducido últimamente, una gama
de incentivos en la esfera de la seguridad social. Estos incentivos constituyen
un método de control del volumen de las prestaciones otorgadas, lo que implica
un cambio de comportamiento en la población. El objetivo es restringir el flujo
de solicitantes hacia los regímenes de prestaciones y a incitar su retirada de
dichos regímenes. Los alicientes en su mayoría son de carácter económico.[11]
No
puede dejar de señalarse, el debate que hoy se desarrolla en torno a la
estrategia y principios de la seguridad social. Esta discusión no es nueva.
Tiene que ver con el cuestionamiento de la universalidad como principio rector
de la seguridad social y su reemplazo por el concepto de
"selectividad". La selectividad busca, frente a los cambios
económicos y sociales, condicionar el otorgamiento de prestaciones a un examen
de recursos para determinar si los individuos que requieren protección social,
realmente lo necesitan.
c).-
Medidas Adoptadas por los Países Latinoamericanos. -
En la
mayoría de estos países, el desarrollo de la seguridad social ha seguido el
modelo instaurado en Alemania por Bismarck, a fines del siglo pasado. Es decir,
se trata de regímenes contributivos financiados por empleadores y trabajadores.
Como consecuencia, su ámbito de aplicación se concreta a personas asalariadas y
algunos familiares. Se trata pues de sistemas muy fragmentarios que protegen a
un mínimo de la población. Así por ejemplo, podemos señalar al Perú con una
población superior a los 22 millones, y su masa asalariada no va más allá de
los dos millones y medio de personas.
En
otras palabras, el grueso de la población no se encuentra involucrada en la
seguridad social, lo que tiene repercusiones políticas negativas en los cambios
que los gobiernos vienen adoptando en estos momentos. La mayoría de la
población siente que la seguridad social no es algo que le atañe y por lo
tanto, los problemas, deterioro y soluciones le merecen poco interés.
Podemos
afirmar que en estos países la seguridad social se quedó estancada en el modelo
bismarckiano. La causa de todo esto está en el rol negativo que han tenido los
Estados Latinoamericanos. Mientras que en los países europeos, la seguridad
social es una parte importante de los programas políticos y a cuyo cumplimiento
se asigna significativos recursos, en Latinoamérica tiene poca importancia
política.
No han
sido pues los Estados de la América Latina protagonistas del desarrollo de la
seguridad social, sino por el contrario elementos retardatarios de su
crecimiento. La seguridad social, en este ámbito geográfico, ha sobrevivido
gracias al esfuerzo de trabajadores y empleadores y a pesar del Estado.
Mientras en otros países, los recursos estatales se pusieron al servicio de la
seguridad social, aquí, los recursos propios de la protección social fue objeto
de la voracidad política del Estado.
Por
ser la seguridad social, en América Latina, mayoritariamente contributiva, sus
problemas más álgidos son de carácter económico. Los mismos, en gran parte, se
deben al envejecimiento de la población y a la reducción de los trabajadores cotizantes
por el crecimiento del desempleo y las reformas laborales que se vienen
implantando. En otras palabras, la proporción entre personas que cotizan y
quienes reciben prestaciones, han producido una brecha financiera que requiere
de una pronta solución.
En
1980, los serios problemas de la seguridad social chilena se enfrentaron con un
criterio nuevo que se enmarca dentro del ámbito de los negocios. Los recursos
provenientes de las aportaciones fueron encausados hacia objetivos financieros,
lo que implicaba un rompimiento con los principios de la seguridad social.
Esta
forma de solución, pronto despertó la simpatía de entidades como el banco
Mundial, por el atractivo de la acumulación de grandes capitales producto de
las aportaciones, que significan un respaldo al pago de la deuda externa en el
que están inmersos todos los países latinoamericanos. La innovación ha
significado condenar a un estado de pobreza a esos sectores de la población
que, con todo derecho, vivían de sus prestaciones sociales.
Sobre
esa base, el Fondo Monetario y el Banco Mundial, han monitorizado el modelo y
lo vienen imponiendo, con la fuerza que da la calidad de ser acreedor y la
debilidad de los países que no pueden financiar su subsistencia sin recurrir al
aval de los citados Organismos.
Donde más
se ha incidido con la reforma es en el ámbito de las pensiones. Bajo el nombre
de privatización de las pensiones, después de Chile, el Perú ha implantado el
modelo con más rigidez. Posteriormente, han venido otras generaciones dentro
del contexto del mismo modelo, como son los casos de Argentina y Colombia con
formas más flexibles. En México y Bolivia la reforma está en debate. Uruguay lo
ha adoptado últimamente con criterio mucho más razonable.
7.-
EN BUSCA DE UNA SOLUCIÓN ADECUADA
Como
ya lo hemos afirmado, reiteradamente, la mundialización de la economía y el incremento
de la competencia internacional, son factores que han debilitado la protección
social. La constatación de este hecho ha llevado a considerar que el
crecimiento económico es incompatible con el desarrollo de la seguridad social.
Esto significaría plantear la alternativa en términos de "a menos protección
social, mayor desarrollo económico", y viceversa.
Esta
consideración, por otra parte, nos lleva a formular la alternativa de si en la
protección social, debe darse prioridad a los sistemas de carácter público, o
debe dejarse al libre juego de las leyes del mercado.
No se
puede negar que la globalización de la economía que se expresa en un comercio
más libre, encierra posibilidades de impulsar el desarrollo económico, mejorar
las condiciones de vida y de trabajo y, sobre todo crear empleo. El problema
está en que las liberalizaciones descontroladas del comercio internacional,
viene causando efectos sociales negativos en muchas comunidades nacionales.
Frente
a estos inconvenientes existe hoy una fuerte preocupación por las consecuencias
de la mundialización de la economía, que puede desembocar en lo que se denomina
el "dumping social". Indudablemente que es necesario adoptar medidas
que obligue al comercio internacional a garantizar un mínimo de protección
social en las diferentes comunidades nacionales.
Esa
preocupación se ha expresado ya en una corriente, de una gran cantidad de
países, de establecer las denominadas "cláusulas sociales", que no
viene a ser sino la incorporación, en los acuerdos comerciales internacionales,
de medidas que aseguren adecuadas formas de protección social y condiciones de
trabajo.
En
virtud de las cláusulas sociales, dice la 0IT[12], el acceso de los países
exportadores a los mercados internacionales estaría sujeto a la condición de la
observancia de determinadas normas fundamentales. Esto significaría, el
establecimiento de un vínculo entre la liberalización del comercio y el respeto
de ciertas normas de trabajo y de protección social, en la medida en que éstas
puedan influir en los costos de producción.
La
propuesta anterior tiene un fundamento, no solamente ético, sino de equidad y
justicia, que puede plantearse en las siguientes interrogantes. ¿Hasta qué
punto la competencia internacional puede justificar abusos y formas de
explotación denigrantes, en los países donde se los practica? ¿Es justo que
bienes y servicios que se producen en esos países, tengan derecho a ingresar,
sin ninguna condición a mercados de países, donde productos o servicios
similares, tienen un mayor costo por el gasto social que impera en beneficio de
su población?. En otras palabras, habría que preguntarse si, en nombre de la
competitividad, un país puede destruir la seguridad social de su competidor.
Nos
damos cuenta que este asunto es muy delicado, por el riesgo que implica el
hecho de que en términos generales, los países desarrollados tienen una
seguridad social más avanzada. Ello originaría que a la postre, los países
sub-desarrollados serian perjudicados, porque sus productos no podrían acceder
al mercado internacional.
Nada
de eso pretendemos. Nos interesa que la justicia social sea prioritaria y no
quede postergada por la panacea del mercado.
Es
indudable que no puede quedar fuera de estas consideraciones, el pago de la
deuda externa. En este aspecto, es pertinente la siguiente pregunta. ¿Hasta qué
punto es lícito y ético que los organismos internacionales puedan imponer a los
países deudores pagos, por el servicio de la deuda externa, que implique
condiciones sociales que atenten contra la dignidad de sus habitantes?.
La
salida podría estar en el establecimiento de una "Carta Universal de la
Seguridad Social", que vendría a ser un acuerdo en el que se establezcan
condiciones mínimas de protección social, que deben respetar los acuerdos
internacionales de comercio.
En
esta convención no sólo deberían participar los países de la comunidad
internacional, sino también los organismos de crédito internacional.
En
este aspecto, puede tomarse como antecedente el Convenio 102 de la OIT, que
contiene las condiciones mínimas de seguridad social y sobre todo las
contingencias sociales que debe ser objeto de reglamentación.
Creemos
que un reto de esta magnitud corresponde al GATT. Sabemos que ese interés se ha
hecho patente en las negociaciones de la Ronda de Uruguay y en la reunión de
Marruecos, confiamos en que esos esfuerzos lograrán que competitividad y
seguridad social sean compatibles.
[1]
La Electrónica estudia los
fenómenos originados por el paso de partículas atómicas electrizadas a través
de espacios vacíos de gases más o menos enrarecidos, conocimiento que se aplica
al desarrollo de la industria (Diccionario de la Real Academia de la Lengua).
[3] Jurg K. SIEGENTHALER y Lundando MUMEKA, Competitividad,
dependencia y métodos de selección: un estudio global de los aspectos y de la
investigación en materia de seguridad social, en la Seguridad Social del
Futuro, AISS, Ginebra 1995, pág. 51.
[5] Einar OVERBYE, Evolución de la Seguridad Social en las
Sociedades Modernas, en La Seguridad Social del Futuro: Vigencia y
Transformaciones, AISS, pág. 117.
[9] Roger BEATTIE y Warren MCGILLIVRAY, Una estrategia
riesgosa: Reflexiones acerca del informe del Banco Mundial titulado
Envejecimiento sin crisis, Revista Internacional de Seguridad Social, 3-4/95,
págs. 7 al 27.
[10] Sheila B. KAMERMAN, La Seguridad Social ha demostrado sus
méritos, debe ahora adaptarse, en Seguridad Social del Futuro ya citada, pág.
11.
[11] Reinoud DOESCHOL y Conie MEUS, Alicientes económicos en la
esfera de tu Seguridad social: entre el garrote y la zanahoria, en La Seguridad
Social del Futuro..., pág.211.
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