ANÁLISIS LABORAL Y LA
SEGURIDAD SOCIAL
En
Análisis Laboral, AELE, diciembre 2006
Apreciado Amigo:
Nuevamente el tema de la
seguridad social se encuentra en el debate y en Análisis Laboral "siempre
hemos reclamado el mayor interés por parte de los poderes del Estado y de las
instituciones comprometidas con la seguridad social", tal como lo indicamos
en nuestra carta del mes de junio de 1994.
Estamos a finales de 2006 y
aspectos importantes de la seguridad social aún no tienen solución puesto que
no se han abordado con la decisión y energía que se requiere, muy por el
contrario, al parecer se habría practicado una política regresiva.
Allí están, en materia de
Pensiones, la "libre desafiliación", que en realidad es la
reversibilidad con el SNP y viceversa, pues existen asegurados perjudicados; la
subsistencia de la gran deuda de las empresas e instituciones públicas y
privadas a la ONP; la escasa incorporación de afiliados al Sistema Nacional de
Pensiones en razón de las miles de personas contratadas ilegalmente por
locación de servicios o en condiciones de informalidad, situación tácitamente
aceptada por las autoridades, que no establecen las regulaciones necesarias
para erradicarla; la ausencia de medidas para revertir el constante incremento
de los afiliados en el Sistema Privado de Pensiones, que pasan a las filas de
los no aportantes o morosos (solo aportan alrededor del 40 por ciento); la
constante y pertinaz práctica de las dos últimas décadas de dilatar el
otorgamiento de pensiones a los jubilados del SNP (2 a 3 años), no por causa
atribuible a los recurrentes, sino por acción u omisión de las mismas autoridades,
lo que convierte la seguridad social en un derecho que contrasta con los
convenios internacionales que califican al mismo como "derecho
humano"; la pasividad de las AFP frente a la afiliación de los
independientes al SPP; la solución a los adeudos de la Caja Militar Policial;
entre otros.
En materia de Salud siguen
las improvisaciones de los últimos 20 años: la deuda de las entidades, empresas
e instituciones públicas y privadas sigue creciendo; el Estado no invierte en
seguridad social en Salud, pues no aporta a ESSALUD, es deudor y se arroga la
facultad de administrar esa institución; las inversiones de ESSALUD son
aprobadas o "autorizadas" no por las necesidades del sistema, sino
por lo que permite el MEF; los subsidios siguen afectándose al calcularse en
base al promedio de los últimos 12 meses; la Remuneración Mínima Asegurable
calculada en función de la RMV, resulta injusta e incompatible con el sistema;
la no atención por capa compleja a definir por ESSALUD; la continua
indiferencia y maltrato de los trabajadores de ESSALUD hacia los pacientes, las
largas colas, las citas dilatadas, el "milagroso" Ibuprofeno como
recurrente y único medicamento para toda enfermedad, etc.
Este breve recuento llevará
sin duda a muchas reflexiones, pues una seguridad social fuerte, creíble, y que
realmente otorgue beneficios oportunos, tendrá siempre un efecto positivo en
las relaciones laborales.
En Pensiones se debe
precisar que no tenemos el sistema coherente requerido para nuestras
necesidades y realidades, pues, por un lado, contamos con un precario y
regresivo SNP, llevado hasta allí por las propias autoridades, lo que colisiona
con la Constitución de 1993; de otro lado, uno elitista, el Sistema Privado de
Pensiones, y otros regímenes más pequeños; y, entre los dos, más de ocho
millones de personas que por acción directa del Estado no acceden a un sistema
de pensiones de vejez por estar contratados por locaciones de servicios o
servicios no personales y por no disponerse el control de la legalidad.
En este panorama no se
vislumbra una real solución, ¿cuándo se actuará con seriedad y se planteará
sistemas coherentes para nuestro país?
Hacemos transplantes de
órganos, pero existen más de ocho millones de personas que no tienen acceso a
un sistema de Salud, y no se hace nada. Se debe proponer sistemas sobre la base
de un estudio actuarial y tener en cuenta las exigencias del mercado. Frente a
la globalización y a los costos, tenemos que incorporar a todos los agentes del
mercado. Lo más grave es que algunos funcionarios del Ministerio de Salud están
propugnando que se fusionen sus unidades hospitalarias con las de ESSALUD, lo
que no es posible, pues son entidades distintas, así como lo son los servicios
que ofrece cada una. Las unidades hospitalarias del MINSA deben entrar al
mercado como parte de la cadena de servicios, reduciendo su ámbito dentro de la
reforma del Estado.
El punto de partida no es el
impulso político sin sustento, que tiene buenas intenciones pero que nos ha
perjudicado en los últimos 30 años.
Debemos reconocer que la
Seguridad Social en Pensiones y en Salud tiene una agenda pendiente: a) Contar
con un estudio actuarial para saber dónde estamos y qué se puede plantear como
política coherente; b) Diseñar un sistema de seguridad social internacionalmente
aceptado, a partir de tres pilares definidos: uno, financiado con tributos para
los que menos tienen y que no acceden a sistema alguno; un segundo, de carácter
contributivo obligatorio para empresas y asegurados; y un tercero, voluntario,
financiado con aportes de los afiliados y de los empleadores que así lo deseen;
c) Incorporar en este sistema a las entidades públicas (municipalidades,
regiones, MINSA, etc.), privadas o mixtas, para que, en forma coherente,
participen donde sean más competitivas, d) Reducir el Estado en esta materia,
dejar que los sistemas funcionen y se autofinancien, y que asista solamente a
los más necesitados.
De no adoptarse medidas
concretas, pasarán otros cinco años y otra vez estaremos comentando los mismos
hechos.
Atentamente,
LUIS APARICIO VALDEZ
Director
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