EL
IMPACTO ACADÉMICO DE LA
REGLAMENTACIÓN DEL TRABAJO DE LA MUJER Y EL NIÑO (LIMA-1918) DEL DOCTOR
JOSÉ MATÍAS MANZANILLA BARRIENTOS
Para Francois
“Haya
confianza en las realizaciones de la Idea Social; y en la influencia de la
acción legislativa, de las obras patronales y de los esfuerzos solidarios de
los obreros para contribuir al bienestar y a la dignidad del trabajador”
José
Matías Manzanilla (Prólogo 1918)
Resumen: El
abogado sanmarquino José Matías Manzanilla Barrientos (1867-1947) fue uno de
los juristas peruanos forjadores del Derecho Laboral de nuestro país y de toda
Latinoamérica. Su libro La Reglamentación del Trabajo de la Mujer y
el niño (Lima 1918), fue gratamente recibido y halagado por
intelectuales y juristas de gran trayectoria y reconocido prestigio académico y
social. El presente artículo busca rescatar esas opiniones vertidas luego de la
primera edición de su libro mencionado. Destacando los comentarios de Elvira
García y García (Perú); Luis Varela y Orbegoso (Perú); Felipe R. Sologuren
(Perú); Renato Kehl (Brasil) y Estanislao Zeballos (Argentina).
Palabras
Claves: José Matías Manzanilla Barrientos. Derecho Laboral. San
Marcos. Perú. Ley. Congreso de la
República.
Abstarct: San Marcos University's lawyer, José Matías
Manzanilla Barrientos (1867-1947) was one of the peruvian jurists iniciator of
Labor Law in our country and all Latin America. His book La Reglamentación del Trabajo de
la Mujer y el niño (Lima, 1918) was gratefully received and praised by
intellectuals and jurists of great trajectory with recognized academic and
social prestige. The present article seeks to rescue those opinions expressed
after the first edition of its mentioned book. Highlighting the comments of
Elvira García y García (Peru); Luis Varela and Orbegoso (Peru); Felipe R.
Sologuren (Peru); Renato Kehl (Brazil) and Estanislao Zeballos (Argentina).
Key Words: José Matías Manzanilla Barrientos. Labor Law. San
Marcos. Peru. Law. Congress of the Republic.
Abogado nacido en Ica hace
150 años (5 de octubre de 1867), estudio Derecho en la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos (1886), donde destacó por su análisis crítico de la
legislación vigente. Esto le permitió ser invitado a participar como
practicante en el estudio de sus maestros Isaac y Lizardo Alzamora Mayo. Se
debe destacar que Isaac Alzamora Mayo fue primer Vicepresidente del Perú entre
1899 y 1903; además, diputado, embajador y maestro sanmarquino. Por su parte,
el Dr. Lizardo Alzamora Mayo fue docente de la cátedra de Derecho Romano. Manzanilla
Barrientos se graduó como Bachiller en Ciencias Políticas y Administrativas con
su tesis ¿Pueden o no justificarse los
requisitos que para ser Diputado exige el artículo 47 de la Constitución?
en 1891. En 1895, logró el grado de doctor con la tesis Incompatibilidades parlamentarias.
Y, como era una norma de la época, se tituló de abogado el 9 de diciembre de
1892 ante la Corte Superior de Justicia de Lima; previamente, en 1890, sustentó
su tesis ¿Hay o no derecho de gracia o conmutación?, para lograr el grado de bachiller en
Jurisprudencia.
El Dr. José Matías
Manzanilla Barrientos dedicó su trabajo como maestro sanmarquino, como abogado,
como congresista y como político a desarrollar y aplicar las leyes laborales en
el Perú de inicios del siglo XX. Su labor es reconocida por todos sus
contemporáneos y generaciones posteriores. Gerson Merma Abad ha indicado que
“Los proyectos elaborados por Manzanilla se convirtieron en la base de la
naciente legislación obrera en Perú”. A inicios del siglo XX, la economía peruana
fue incorporada al capitalismo mundial. De esta forma, hace su aparición la
clase obrera o clase proletaria, la cual no gozaba de ningún beneficio o
protección legal. Desde las aulas sanmarquinas se elevaron las primeras voces
de apoyo a las constantes demandas de los obreros. Cada huelga obrera
repercutía entre estudiantes y docentes, principalmente en Derecho. Una de esas
voces fue la de Manzanilla.
Desde 1904 se interesó
e involucró en desarrollar una legislación que mejore sustancialmente la condición
laboral y social del trabajador peruano. Sus proyectos de ley involucraron
desde la Jornada Laboral de Ocho Horas hasta la ley de Accidentes de Trabajo y
Protección Social del Trabajador. Además, en su cátedra siempre buscó
involucrar a sus alumnos en los asuntos sociales del momento. Es por ello que,
en San Marcos se forjó una generación de jóvenes estudiantes que se
identificaron con las demandas y las luchas del naciente movimiento obrero
peruano. Así, en las huelgas de 1911; 1913 y 1919 se encontrarán estudiantes
sanmarquinos apoyando a los trabajadores.
La
Reglamentación del Trabajo de la Mujer y el Niño fue
publicada por primera en 1918 causando un impacto positivo en los medios
académicos. Muchos intelectuales de la época vertieron palabras favorables en
diferentes medios. Esto se produjo pese a la existencia de un empresariado
disconforme con la intervención del Estado en la solución del Problema Social –como se le conocía-.
Entre los escritos a favor de la obra legislativa de José Matías Manzanilla
Barrientos destacaron:
“Si la mujer trabaja lo mismo
que el hombre, la remuneración debe ser igual”
Elvira García y García
publicó en El Comercio un artículo donde destacó la labor de Manzanilla. Inició
su texto diciendo:
“Por fin se ha dejado
sentir en el Parlamento peruano, una voz magnánima que aboga por los derechos
de la mujer, y señala caminos justos y equitativos que están en relación, tanto
con los derechos que tiene, como con los derechos que incumben a esa mitad del
género humano, injustamente tratada, porque nunca se le ha comprendido. Se ha
pensado siempre, que no siendo igual al hombre, apenas si le corresponden
deberes que cumplir, sin que se haya imaginado nunca, que en la misma
proporción le respectan derechos”.
Resulta interesante que
Elvira García y García relaciona directamente la labor legislativa de
Manzanilla con las reivindicaciones aurorales de un movimiento de mujeres
obreras. Estas reivindicaciones de las primeras mujeres obreras en algunos
aspectos coinciden –y van en el mismo rumbo- con las reivindicaciones de los
varones obreros; pero en otros aspectos difieren debido a la existencia de un
discurso patriarcal que determina el “orden” de las cosas. Y, dentro de ese
“orden” las mujeres se ubican por debajo de los varones. Entonces, se debe
entender que son los ilustrados de las clases dominantes quienes han elaborado
ese discurso patriarcal del “orden” de las cosas. Y, Manzanilla se presenta
como un personaje incómodo para las clases dominantes pese a que él está
incorporado a esa clase, por las funciones propias de su labor parlamentaria y
docente.
Por ello, Elvira García
y García sostiene que:
“Es la injusticia con
que se ha recompensado el trabajo, lo que ha hecho que la mujer de cierta
distinción, se aleje de él, porque ha encontrado castigada su superioridad, y
se ha convencido de lo arbitrario de ese castigo, que para su fuero interno no
ha podido convencerse, que nazca de un principio racional y explicable”.
A inicios del siglo XX,
la sociedad peruana consideraba al ocio como la madre de todos los grandes
males y problemas sociales del país. La ociosidad y la vagancia fueron sinónimo
de delincuencia y actividades al margen de la ley. Para contrarrestar la
vagancia se implementó un discurso a favor de la escuela primaria, la escuela
de artes y oficios y el amor al trabajo. Resulta contradictorio, entonces, que
la mujer de cierta distinción no
trabaje. La mujer de la clase dominante no trabaja. Y para la autora que hemos
citado, esto se debe a la existencia de un trato injusto y discriminatorio
contra la mujer que trabaja. Así, la condición social de la mujer de la clase
dominante se fortalecía –y elevaba- por no trabajar: no era una explotada. Así,
la “finura” de sus manos (sin callos) la elevaba en estatus social frente a la
mujer trabajadora, explotada y de manos maltratadas. Así, van surgiendo los dos
feminismos de los cuales se ocuparía –años después- José Carlos Mariátegui.
García y García, en su
comentario, tiene espacio para atestiguar que:
“En una fábrica que
visitamos, encontramos un cuadro, que para la primera contemplación, era o más
simpático: centenares de mujeres, jóvenes casi todas, atendían las mil
combinaciones de las máquinas con una seguridad tan experta, que parecía
hubieran nacido viendo ese trabajo. Una cosa nos llamó la atención y era, que
en ninguna parte había sillas y ni siquiera una mala banca. Cuando observamos
sobre esta pregunta se nos dijo que era absolutamente prohibido el sentarse.
Cuando alguna se había permitido llevar un cajoncito, para descansar unos pocos
minutos, se le presentaba inmediatamente el vigilante respectivo, y de una gran
patada hacía volar el mísero asiento, que no era lícito considerar allí. Esas
infelices, que trabajan de siete a once y de doce a cinco, sin tomar descanso
ni un momento, ganan cuarenta centavos, cuando terminan la tarea, que es
considerable; y en caso contrario se las rebaja a la mitad”.
La descripción que hace
la autora del comentario es muy clara: las mujeres trabajan 9 horas al día, de
pie, sin derecho a sentarse, el salario es miserable y, sobre todo, a ese
maltrato sistémico, se debe sumar el maltrato coyuntural de los vigilantes que
las agreden al momento de querer descansar. Las denomina Esas infelices, ya que, mientras en el discurso, el trabajo
dignificaba a las personas y las alejaba de la “mala vida”; en condiciones
concretas y objetivas, ellas sufrían de la mala vida.
Y Elvira García y
García termina su texto indicando que:
“…y podemos asegurar de
antemano, que en toda la carrera parlamentaria de nuestro distinguido amigo, el
doctor J. Matías Manzanilla, no habrá nada que lo haga acreedor a un monumento
más grandioso, que la presentación de esa ley
humana, que iguala el trabajo del hombre al de la mujer”.
“De su mérito literario y
jurídico poco hemos de decir”
Bajo el seudónimo de Clovis, el reconocido y respetado
abogado sanmarquino Luis Varela y Orbegoso, fue uno de los periodistas más
importantes en la prensa peruana de inicios del siglo XX. Gran amigo de Abraham
Valdelomar y de los Colónida. En San Marcos es recordado por obtener la máxima
nota (20) en el examen de fin de año (1897), siendo su jurado conformado por
los Doctores Lizardo Alzamora Mayo (Derecho Romano); Manuel Vicente Villarán
(Derecho Natural y Principios de Legislación); y Mariano Ignacio Prado y
Ugarteche.
Clovis también rindió
su pluma a la obra de Manzanilla. En El Comercio, señaló que:
“Es el doctor
Manzanilla, no sólo el tribuno admirable y permanentemente aplaudido, el
jurisconsulto de ciencia profunda y el economista de alto vuelo, sino que es el
carácter férreo y la voluntad tenaz puesta en humana acción por las más noble
de las causas: la de los desvalidos, la de los infelices, la de las mujeres y
de los niños que para poder vivir trabajan, laboran, sufren y mueren”.
Clovis identifica (lo
cual era común entre los intelectuales y los dirigentes anarcosindicalistas de
la época) que los obreros son los
desvalidos y los infelices de la sociedad. Que su vida
se reduce a la fórmula: trabajan,
laboran, sufren y mueren. Es por ello que la labor legislativa de José
Matías Manzanilla Barrientos es catalogada como positiva, como admirable,
aplaudida y digna de un hombre noble. Legislar para los sin poder, para los que
no tienen representación es vista como un acto de humanismo. Y la búsqueda de
la justicia para los “nadie” es sinónimo de grandeza moral. Por ello, José
Varela y Orbegoso afirma que:
“Tal lo demuestra su
campaña sobre las leyes del trabajo, iniciada hace quince años y proseguida con
un ardor que nada logra debilitar, ni vencer. La indiferencia del Poder, la
omnipotencia del capital, el desdén de los propios interesados, laboran en
contra de los esfuerzos del doctor Manzanilla; pero él no se descorazona, ni
cede. Se repiten sus oraciones admirables, prosigue su campaña parlamentaria,
lleva a las aulas de la Universidad el amor por estas ideas y logra interesar
de tal manera a sus discípulos, que nuestra literatura universitaria, en
materia de legislación del trabajo es ya copiosa, variada y profunda; alcanza hasta
el desinterés de sus compañeros profesionales y los convierte en defensores
gratuitos de las clases desvalidas; y esta en él es la obra diaria que por varios lustros se desarrolla,
cumpliendo misión fecunda y verdaderamente patriótica”.
Como ya se indicó,
desde la primera década del siglo XX, José Matías Manzanilla Barrientos llevó a
las aulas sanmarquinas el interés por la legislación laboral. Fueron muchos los
estudiantes de jurisprudencia que se colocaron –codo a codo- con los
trabajadores en las luchas obreras del auroral movimiento sindical. Por ello,
para 1919 cuando se dio la ley que amplió la Jornada Laboral de Ocho Horas a
nivel nacional, todos los estudiantes sanmarquinos estaban plenamente
identificados con dicha justa causa. Fue la labor tenaz y titánica de
Manzanilla la que consiguió llevar el problema laboral que se vivía en las
fábricas, los talleres y las calles a las aulas y los debates académicos.
Añade Clovis:
“Su último éxito ha
sido la ley del trabajo de mujeres y niños; los discursos en esa obra
pronunciados los acaba de reunir el doctor Manzanilla en un elegante volumen,
que será siempre leído con interés y con provecho”.
La labor parlamentaria
de Manzanilla siempre fue ovacionada por los invitados asistentes en las
galerías del Congreso de la República. Mientras muchos congresistas invitaban
familiares y amigos extranjeros; Manzanilla siempre invitó a los trabajadores y
obreros.
“Estadista en el concepto
moderno de la democracia”
El abogado tacneño
Felipe R. Sologuren fue otro de los intelectuales que escribieron palabras
favorables a la obra de Manzanilla. Fue redactor de El Diario Judicial y firmó sus artículos con los seudónimos El Dr.
Cristal y Teófilo de Nacta. Sologuren Murió en Lima en 1930. En el texto
laudatorio a la obra de Manzanilla, El Dr. Cristal anotó que:
“Mi distinción por
Manzanilla se ha venido acentuando con el trato social…Su labor por mejorar la
condición de la clase desvalida, revela la firmeza de sus convicciones…Su
último libro palpitante de reformas de actualidad, marca un progreso en nuestra
legislación civil, política, social y económica”.
Como se ha indicado en
los dos reconocimientos anteriores, la obra congresal de Manzanilla fue
resaltada por quienes –de alguna u otra forma- identificaron sus leyes con la
justicia social. Las condiciones laborales de la clase obrera eran por demás
deplorables. Era el momento de iniciar los cambios necesarios para lograr la
reivindicación del creador y forjador de la riqueza. Manzanilla se convirtió en
el jurista peruano más importante, a nivel Latinoamérica, en construir el
Derecho Laboral como disciplina de investigación y estudio. Sologuren indicó
que:
“Este progreso llega a
vincular el sufragio universal con el Estado; incrementa los valores de la
clase industrial, engrandecida por el trabajo y la cultura moderna;
infiltrase en la naciente mentalidad del
obrero, como alma propulsora de las crecientes legiones de hombres instruidos;
prepara el equilibrio de las profesiones; desarrolla la sensibilidad social,
amparo a los desvalidos; mantiene la estabilidad de las instituciones públicas,
evitando los conflictos económicos, y tiende a un acertado régimen de reparto
de riqueza entre el Estado, el trabajo y el capital; reparto que amparan el
jurista y el economista bajo la tutela del criterio que consagra nuevas
fórmulas, como garantía eficaz de su realización”.
Resulta interesante
percibir que Felipe Sologuren concuerda con Luis Miró Quesada y otros
intelectuales de la época al momento de entender la legislación laboral como un
acto por el cual el Estado logra prevenir la realización de manifestaciones,
paros y huelgas. Es decir, se debe legislar antes que la realidad desborde a la
ley. Aunque, para 1918, el movimiento obrero en el Perú ya tenía una larga
historia de luchas por reivindicaciones inmediatas y otras de largo aliento.
Desde la manifestación del Primero de Mayo de 1894 celebrada en El Callao,
pasando por las huelgas de 1896 (panaderos, tipógrafos y textiles de Vitarte) y
La Pascua Roja de 1905, hasta las huelgas de 1913 en El Callao –logrando por
primera vez en el Perú un decreto ley que reconocía la Jornada Laboral de Ocho
Horas para los estibadores del muelle y dársena-, la clase obrera peruana se
encontraba en pleno proceso de agitación social y conquista laboral. Por ello,
la obra de Manzanilla fue muy importante. No sólo era un referente para el
futuro; sino principalmente buscó solucionar el problema del presente. Sin más
antecedentes que lo observado, Manzanilla logró estructurar un pensamiento
jurídico-legal a favor de la clase obrera.
Es por ello que El Dr.
Cristal termina su texto laudatorio con las siguientes palabras:
“El doctor Manzanilla con intuición sabia ha valorado la importancia
de principios que tarde o temprano encarnarán en nuestra legislación patria.
Estadista en el concepto moderno de la democracia su cultura sólida lo habilita
para defender en el Parlamento teorías avanzadas sin temor servil, porque el
cumplimiento del deber es fortaleza desde cuya altura se resiste con ventaja al
ataque de los malvados y retrógrados”.
Y, como siempre sucede
con la gran obra de los grandes hombres, la obra de Manzanilla fue duramente
criticada por aquellos que sólo piensan y manifiestan que la única labor
verdaderamente válida del Estado debe ser reprimir cualquier manifestación de
insatisfacción social o cualquier cuestionamiento al orden social injusto. Por
ello, Sologuren reconoce en la persona de José Matías Manzanilla Barrientos a
un hombre con firmes convicciones y que no claudica ni se coloca en posición de
genuflexión ante el poder y el abuso de los poderosos.
“Felicitando al preclaro
parlamentario peruano por su victoria”
La obra del Dr. José
Matías Manzanilla Barrientos también fue reconocida a nivel internacional,
recibiendo textos laudatorios de varios intelectuales y juristas de bien
logrado prestigio. De esa forma, la obra de Manzanilla colocó a San Marcos en
la vitrina intelectual más importante del planeta. El afamado jurista y
escritor brasilero Renato Kehl (Docente de la Universidad del Estado de Sao
Paulo) fue uno de los que destacó los aportes de Manzanilla en la formación de
una doctrina jurídica en defensa de los derechos de los trabajadores.
Comparando los avances de la legislación del Brasil y del Perú sobre materia
laboral, Kehl escribió:
“Una vez en vigencia la “Ley del Trabajo” en lo que se
refiere a los accidentes necesita apresurar al Gobierno Federal las medidas
legislativas que aún se encuentran en proyecto en el Congreso y que regulan el
trabajo de mujeres y niños en las fábricas. Sobre este punto nos hemos
desgraciadamente despreocupado; y, ahora, sobre este punto, un país vecino y
amigo, el Perú, ha puesto en ejercicio espléndidas normas jurídicas. Por el
libro, acompañado de gentil dedicatoria, que recibimos del ilustre
parlamentario peruano, doctor J. M. Manzanilla, profesor de Economía Política y
Legislación Económica de la Universidad de Lima [San Marcos], conocemos sus
brillantes oraciones en defensa del proyecto por él presentado, regulando el
trabajo de las mujeres y los niños en las industrias”
Mientras en Brasil, los
legisladores no lograban avanzar en materia de legislación laboral; en el Perú
–y gracias al esfuerzo del Dr. José Matías Manzanilla Barrionuevo- ya se
contaba con leyes y reglamentos que abordaban los aspectos más importantes de
dicha materia. Renato Kehl reconoce que en nuestro país, gracias a la fecunda
labor de Manzanilla, se ha logrado grandes avances legislativos en la defensa
de los derechos de las mujeres y los niños trabajadores. Kehl añade que:
“El ilustre profesor en
sus discursos parlamentarios arroja vivísimas luces sobre verdades
sociológicas; y prueba claramente la necesidad apremiante de proteger a esas
columnas de la raza: la mujer y el niño. El libro del Decano de la Facultad de
Ciencias Políticas y Administrativas de la Universidad del Perú, es un rico
acervo de principios eugenésicos. Él considera disolvente la acción del trabajo
exigido a la mujer en ciertas faces de su vida y a los niños en determinada
edad y determinadas labores…Sus palabras fueron coronadas de suceso creándose y
promulgándose en su país, la ley N° 2854 que comprende 62 artículos, los cuales
establecen la protección a las mujeres y los niños, evitándose que sean
sacrificados por patrones poco humanitarios y por padres y maridos despóticos”.
América Latina se
encontraba en la búsqueda de la justicia social de los más desposeídos y
explotados. Entre estos se encontraban las mujeres y los niños provenientes de
las clases obreras. Entonces, los aportes teóricos y los logros legislativos de
Manzanilla Barrientos, fueron tomados como el derrotero a seguir por muchos
juristas de esta parte del planeta. Un ejemplo es Renato Kehl, quien no guardó
reconocimientos y halagos a la obra del gran jurista laboralista peruano. Y, con
su trabajo intelectual, académico, profesional y legislativo, el Dr. José
Matías Manzanilla Barrientos convirtió a San Marcos en el paradigma
institucional de muchas universidades latinoamericanas. Lo que se producía en
San Marcos era acogido y leído con gran avidez intelectual por maestros y
alumnos de otras casas de estudios superiores de las principales capitales de
América.
El Dr. Renato Kehl
termina su texto laudatorio con la siguiente reflexión:
“Sírvanos el ejemplo
del Perú como incentivo para que podamos, muy en breve, contar con idéntica
legislación protectora de la Raza. Felicitando al preclaro parlamentario
peruano por su victoria, aprovechamos la ocasión para presentarlo a nuestros
compatriotas como uno de los paladines americanos”.
“Estamos plenamente de acuerdo
con sus opiniones de fondo”
El Dr. Estanislao S.
Zeballos, jurista argentino fundador de la Revista de Derecho, Historia y
Letras de Buenos Aires, fue otro de los intelectuales extranjeros que destacó
la obra de Manzanilla Barrientos. De él dice:
“El diputado Manzanilla
ha luchado en su cátedra, con la pluma y en el Congreso, para que las promesas
de la hermosa Constitución peruana se cumplan con la amplitud de las ideas
modernas y para que este ambiente vivificador se infiltre también de los códigos
generales del Perú…Esta actividad del señor Manzanilla tiene, además del mérito
patriótico de la previsión y de la oportunidad, el de desarrollarse en una
sociedad de origen aristocrático, propensa a mirar menos justa y compasivamente
a los humildes, pobres y desvalidos”.
El reconocimiento al
maestro, al intelectual y al legislador es plena. Se le ubica como una de las
mentes más preclaras del país. De hacer cumplir la Constitución Política
generando las leyes y los reglamentos fundamentales para su justa aplicación.
Además, Manzanilla es percibido como un jurista progresista dentro de una
sociedad aristocrática que por su propia estructura social tiene a menospreciar
a los individuos por su origen social o su práctica laboral. Por ello, Zeballos
anota:
“La masa social, que
vive del jornal, no necesita, ni pide caridad. Tiene derecho a la justicia y
lucha por obtenerla; y a la cabeza de este movimiento marcha el señor
Manzanilla en el Perú, con otros motivos singulares para que sus actitudes
reciban aplausos y admiración”.
Las leyes propuestas
por Manzanilla no formaron parte de esa visión aristocrática por la cual, el
pobre debería ser reivindicado por la fuerza de la caridad y la compasión. Por
el contrario, lo que siempre buscó Manzanilla fue el reconocimiento legal de
los Derechos que toda persona debe tener. Entre esos Derechos, se encuentras
los laborales por los cuales el Estado se obliga a tratar a las personas y las
instituciones con igual importancia. Es más, proteger al trabajador de la
explotación es un principio de la legislación laboral porque es una relación
asimétrica donde la empresa goza de mayor poder. Por ello, el Estado debe
equilibrar esta balanza imperfecta con leyes a favor de los Derechos Laborales.
Historiador. Docente
del curso Realidad Nacional en la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la
UNMSM.
3 García y García, Elvira. La Ley
Manzanilla (Originalmente en El Comercio 1918). Hemos tomado la versión publicada
en la quinta edición de La Reglamentación del Trabajo de la Mujer y el Niño. El
Descanso Obligatorio. Discursos Parlamentarios de J.M. Manzanilla. Lima-Perú.
1940. p. 17.
Clovis (Luis Varela y Orbegoso). Libros Nuevos.
(Originalmente en El Comercio 1918). Hemos tomado la versión publicada en la
quinta edición de La Reglamentación del Trabajo de la Mujer y el Niño. El
Descanso Obligatorio. Discursos Parlamentarios de J.M. Manzanilla. Lima-Perú. 1940.
p.29.
10 El Dr. Cristal (Felipe
R. Sologuren). (Originalmente en 1918). Hemos tomado la versión publicada en la
quinta edición de La Reglamentación del Trabajo de la Mujer y el Niño. El
Descanso Obligatorio. Discursos Parlamentarios de J.M. Manzanilla. Lima-Perú.
1940. p. 26.
13 Kehl, Renato. La
Reglamentación del Trabajo. (Originalmente en 1919). Hemos tomado la versión
publicada en la quinta edición de La Reglamentación del Trabajo de la Mujer y
el Niño. El Descanso Obligatorio. Discursos Parlamentarios de J.M. Manzanilla.
Lima-Perú. 1940. pp. 13-14.
16 Zeballos, Estanislao.
J.M. Manzanilla-Reglamentación del trabajo de la mujer y el niño. Lima 1918.
(Originalmente en Revista de Derecho, Historia y Letras 1918). Hemos tomado la
versión publicada en la quinta edición de La Reglamentación del Trabajo de la
Mujer y el Niño. El Descanso Obligatorio. Discursos Parlamentarios de J.M.
Manzanilla. Lima-Perú. 1940. p. 6.