LA ARGENTINA Y MILEI
Por Jorge Rendón Vásquez
La Argentina tiene la tasa más alta de psiconálisis de
América. Se psicoanalisan todos y hasta las mascotas. Parte de esta terapia son
los sketchs políticos que suelen presentar algunos teatros de Buenos Aires.
Están llenos y los espectadores se rien a mandíbula batiente. Pero, que salgan
curados de estas sesiones individuales y colectivas es otro tema.
Ahora, en la Argentina han encontrado otro modo de
psicoanalizarse. Alguien ha creado un personaje que recuerda a la Medusa de la
mitología griega: un candidato a la presidencia de la República presentado en
las Primarias, cuyas ideas parecen estar en su tupida cabellera, hirsuta, desordenada
y estrambótica. Y ha impactado, por lo menos al 30% de los votantes que lo han
aprobado con una sonrisa de satisfacción.
No es raro que muchos ciudadanos actúen así. No tienen
otro modo de manifestar su disconformidad con la forma como se conduce al
Estado y al gobierno, con una situación que les parece absurda. A fines de la
década del ochenta del siglo pasado una parte de los electores italianos, hastiados
de los partidos políticos, llevaron a la Cámara de Diputados a la Cicciolina,
una actriz erótica de segunda. En el Brasil tuvieron más humor: en 1958, el
rinoceronte Cacareco ganó una elección municipal en Sao Paulo.
¿Por qué protestan los argentinos que le dieron su
voto a Milei?
No es para menos. El dólar sube cada día unos cuantos
pesos. El dólar blue, el de la calle, el de la oferta y la demanda, está
ahora a 720 pesos. Hace un año estaba a 260. Por lo tanto, todos los precios
suben en esa proporción. En el Perú sabemos lo que es esto, porque el Apra y
Alan García nos metieron en esta fatídica espiral entre 1985 y 1990.
Como al Estado argentino no le alcanzan los ingresos
programados, el gobierno y el Banco Central emiten todos los días billetes
nacionales sin respaldo y sin que nadie los contenga y con ellos paga a su
personal y sus gastos.
Ni el Peronismo, ni el Macrismo han podido ni se han
atrevido a parar esas emisiones inorgánicas de dinero.
Es claro, la pregunta que surge es ¿y por qué el
Estado argentino tiene que gastar más de lo que puede recaudar como impuestos y
tiene que prestarse dinero?
La respuesta es sencilla: porque subsidia una serie de
bienes de consumo general: petróleo, gaz, electricidad, pasajes, ciertos
servicios públicos, etc., subsidios que benefician a todos, a ricos y pobres
por igual. Se colige que nadie en la Argentina tiene la intención de pagar el
costo real de los bienes y servicios subsidiados. Y los electores, hecha ya su
terapia con Milei, votarán por quienes les prometan con sus discursos,
metáforas o silencio que las cosas continuarán como siempre.
Total, el show debe seguir.
(Comentos, 20/8/2023)
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