jueves, 18 de mayo de 2017

Análisis Laboral, AELE, enero 2003




Análisis Laboral, AELE, enero 2003
Homenaje de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos por los 25 años de Análisis Laboral.
Palabras de Agradecimiento del Director de Análisis Laboral

Señor Decano de la Facultad de Derecho y Ciencia Política, doctor Ulises Montoya Alberti.

Señor doctor Emilio Morgado Valenzuela, Presidente de Honor de la Academia Iberoamericana de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social.

Profesor doctor Leopoldo Gamarra Vilchez, representante de los profesores de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Señores Profesores

Señoras y señores.

En mi nombre y en el de todo el equipo de Análisis Laboral expreso el mayor reconocimiento por este homenaje que se tributa a la revista al cumplir 25 años de vida a lo largo de los cuales siempre ha tenido presente contribuir, informar y aportar propuestas sobre los diferentes aspectos del ámbito laboral de nuestro país.

Me complace haber podido contar durante casi todos estos años con un mismo equipo de investigadores y analistas que ha sabido compenetrarse de manera que la publicación tenga una orientación, un norte claro.

Que el homenaje a Análisis Laboral provenga de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en particular de su Facultad de Derecho, nos llena de legítimo orgullo y de satisfacción. San Marcos, la Universidad más antigua de América, creada por Real Cédula en el año 1551, ha constituido una fuente del saber con un bien ganado prestigio que se ha mantenido a lo largo de los años a pesar de todas las vicisitudes.

Su Facultad de Derecho, en la que tuve el enorme privilegio de estudiar y a la que debo tanto por tantas razones, tuvo a fines de los cuarenta y comienzos de los cincuenta a figuras de la talla de los profesores, eminentes juristas, José León Barandiarán, Ulises Montoya Manfredi, Manuel G. Abastos, Manuel Sánchez Palacios, Emilio Valverde, Jorge Eugenio Castañeda, Juan Thol, Mario Alzamora Valdez y Luis Bramont Arias, entre otros destacados maestros.

La biblioteca de la Facultad de Derecho era a mediados del siglo pasado la mejor de Latinoamérica del área del Pacífico gracias al esfuerzo gigantesco de dos figuras que hicieron de ella un faro de sabiduría: me refiero al doctor Lizardo Alzamora y en cuanto a la hemeroteca, al doctor Víctor Villavicencio, gracias a cuya dedicación y conocimiento se logró contar con colecciones integrales clasificadas de revistas realmente inmejorables. Era la época en la que todo alumno que quería elaborar una tesis encontraba toda la información clasificada.

En 1952, con motivo de las celebraciones por los 400 años de San Marcos, vinieron juristas de la talla mundial del italiano Carnelutti, del español Jiménez de Asúa y de los hermanos Mazzeau, de nacionalidad francesa.

La primera cátedra de Derecho del Trabajo estuvo a cargo, hace más de sesenta años, del profesor Carlos Rodríguez Pastor, a quien siguieron tiempo después  destacados profesores como Ricardo La Hoz y Ricardo Nugent.

Más tarde se fueron incorporando al plantel de profesores destacados especialistas como Jorge Rendón, quien más tarde fuera Decano de la Facultad de Derecho y es ahora Profesor Emérito y mantiene una importante obra editorial con numerosas ediciones sobre Derecho del Trabajo Individual, Derecho del Trabajo Colectivo, ambos con cinco ediciones, Introducción al Derecho del Trabajo, Derecho de la Seguridad Social entre otras obras; Francisco Javier Romero, Derecho Procesal Laboral y Jubilación; Francisco Gómez Valdez, Derecho Individual, Colectivo y Procesal; Adolfo Ciudad, Reformas Laborales y Procesos de Integración en los Países de la OEA; Balance de la Reforma Laboral Peruana; Estudio Comparado de las Legislaciones de Trabajo de los Países; Leopoldo Gamarra, dos modelos de Reforma Laboral: Perú y España; Martín Fajardo Crivillero con obras y artículos de gran utilidad vinculados a la seguridad social, entre otros profesores.

Algunas de estas obras tienen relación con el conocimiento teórico y otras con el práctico, lo cual constituye un acierto y es la forma adecuada para enseñar esta disciplina.

Los alumnos deben recibir, nos dice Goldín, bases teóricas consistentes y ello es especialmente así en momentos de transformación como el que hoy vivimos. Las normas que estarán vigentes cuando los alumnos ejerzan su profesión no serán necesariamente las mismas que hoy estudian en los cursos que se dictan; sólo la comprensión de su lógica explicativa –de su teoría– permitirá la recomposición permanente del conocimiento jurídico. Recordemos que en el caso específico del Perú, hubo años en décadas pasadas que la legislación cambiaba con tal rapidez que al término del curso se encontraba el alumno frente a circunstancias para las que no había sido preparado.

Hoy, nos recuerda Ermida Uriarte, es una época de profundas transformaciones de la realidad por lo que el estudio universitario del derecho laboral debe necesariamente abrirse a un debate sobre diversos tópicos de política laboral como el de la flexibilidad, desregulación, desempleo, etc., que así se superpone al análisis jurídico formal propiamente dicho.

Como es bien conocido, y no pierdo ocasión de repetirlo, Análisis Laboral, que se creó en 1977, fue incorporando destacados especialistas al equipo base que quedó constituido en 1980 y al que se había unido primero Alfredo Chienda Quiroz y luego Aldo Vértiz Iriarte, a quien siguió Jorge Bernedo Alvarado. Hay algo que quiero destacar de una manera especial. Del equipo de 1980 que se mantiene hasta ahora, tres de nosotros, Jorge Bernedo, Alfredo Chienda y yo, somos sanmarquinos, y de ellos dos de la Facultad de Derecho, mientras que nuestro destacado colega, el doctor Vértiz estudió en la Pontificia Universidad Católica del Perú al igual que Arturo Vásquez Párraga, quien estuvo en los inicios; y Anna Vilela, quien ingresó en los noventa, lo hizo en la Universidad de Lima pero tiene un postgrado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Quien también colaboró con Análisis Laboral durante un buen lapso fue Francisco Javier Romero Montes, sanmarquino, actualmente profesor  en la Facultad de Derecho de esta universidad. Tiene entonces Análisis Laboral fuertes raíces sanmarquinas, pero ha habido aportes muy importantes de otras universidades.

Una ocasión muy singular constituyó el número Conmemorativo por los 25 años en el que intervinieron cuarenta y dos profesores y especialistas, todos peruanos, y provenientes de casi todas las universidades del país.

Y es que Análisis Laboral es un centro de investigación con especialistas estables, que se enriquece con  la colaboración de expertos de diferentes latitudes y así ha logrado ocuparse de toda clase de temas vinculados al ámbito laboral a nivel nacional o internacional.

El nuestro es un país donde la mayor cantidad de los trabajadores labora en el sector informal y carece por lo tanto de la protección de la legislación laboral,  siendo muy grande el déficit de trabajo decente a pesar de los esfuerzos que se hacen para que disminuya.

Como ha sido señalado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), todos los sectores, los economistas, políticos, empresarios y trabajadores concuerdan en que debe existir un escenario con oportunidad para todos. Sin empleo cualquier sistema económico demuestra su debilidad. Sin empleo las políticas laborales que fueron el centro del debate en el siglo pasado sencillamente no tienen aplicación, por lo que no basta con formular proyectos de crecimiento, sino que debe priorizarse y garantizarse que se dirijan a asegurar las metas elementales en este campo.

A criterio de este organismo es urgente reformular y reorientar las políticas, cuya aplicación ha redundado hasta ahora en desempleo y pobreza. El Foro Global del Empleo, celebrado hace unos meses en Ginebra, no pudo realizarse en un mejor momento porque tuvo lugar cuando se había acelerado la recesión en el mundo perjudicando los planes de desarrollo que se habían trazado a favor del crecimiento del empleo y de la reducción de la pobreza.

Entre nosotros, al tiempo que nos parece satisfactorio que se prepare una Ley General del Trabajo, ya que somos uno de los pocos países que carecemos de ella, así como de un Código de Trabajo, preocupa que pueda tener una aplicación limitada a tan sólo el 15% de la PEA. Crecimiento poblacional, poco empleo y bajos salarios son malos indicadores, y en nuestro país  todos ellos se dan de manera simultánea.

Ha crecido en el Perú fuertemente la población en los últimos decenios y la esperanza de vida se ha extendido, pero será necesario esperar veinte o treinta años para que la presión descienda. Mientras tanto la emigración constituye una salida para la crisis producida por la carencia de empleos y su resultado consiguiente, el desempleo y el subempleo.

Paralelamente a la falta de empleo, otro problema mayor es la falta de salarios adecuados que con ser tan grave la falta de empleos, pareciera ocupar la de los salarios, no obstante su importancia, un distante segundo lugar y es que la gente no está en situación de trabajar donde quiere, sino donde puede.

Otro tema de particular importancia es el de la seguridad social. La nuestra tiene una historia de mal empleo del dinero y de deficiente administración, por lo que se ha puesto en marcha un sistema privado de pensiones que habría que vigilar para que no defraude las expectativas.

En el transcurso de los últimos dos años ha habido un avance importante en el Diálogo Social que ha permitido alcanzar en varios casos la concertación. Es altamente significativo que a nivel del Consejo Nacional del Trabajo (CNT) representantes de trabajadores, empleadores, gobierno y representantes de la sociedad civil se reúnan y siendo magnífico que lleguen a acuerdos es igualmente muy significativo que aprendan a dialogar. La política del enfrentamiento, del conflicto estéril no conduce a nada. En cambio, del diálogo nace la luz. Por eso, es muy positivo que el Consejo constituya un foro en el que se expresan los puntos de vista de la manera más clara, sin poses fuera de lugar. Análisis Laboral se siente muy honrado de participar en las sesiones del Consejo Nacional de Trabajo en calidad de representante de las organizaciones civiles vinculadas al Ministerio de Trabajo.

Sería ingenuo y equivocado sostener que los conflictos de trabajo terminarán porque sesiona el Consejo Nacional de Trabajo. Pero es alentador que haya madurez en los representantes y coincidencia en aspectos básicos que antes no había.

No es por cierto éste el momento para discutir sobre la gran cantidad de aspectos vinculados al ámbito laboral sobre los que se ha ocupado Análisis Laboral.

Pero pasaré a contar una anécdota:

Recuerdo que antes de iniciar la publicación edité en Mayo de 1977 un número cero y visité a algunos amigos para que opinaran respecto a los temas que se podrían tratar y a las posibilidades de que se mantuviera el interés por la publicación. Uno de ellos, un excelente amigo, muy interesado en lo laboral, me dio su opinión. Me dijo que seguramente podríamos publicar un número dedicado a la negociación colectiva, otro al empleo y un tercero a la seguridad social, pero que no veía otros temas con los que se pudiera mantener el interés por la publicación. Afortunadamente no fue así y cada vez fueron surgiendo una gama, casi infinita, de temas y es que como alguien ya lo ha dicho, todos los países tienen historia; Suiza tiene historia, pero la diferencia está en que en el Perú todos los días son históricos y es por eso necesario analizar cada tema, si queremos conocer lo que realmente ocurre y proponer las mejores soluciones para el bien de todos los peruanos. Esa es la contribución permanente de Análisis Laboral.


Antes de concluir quiero agradecer una vez más a usted señor Rector, doctor Burga Díaz y a usted doctor Montoya Alberti, en mi nombre y en el de Alfredo Chienda, Aldo Vértiz, Jorge Bernedo y Anna Vilela, por este homenaje a Análisis Laboral. A ti querido amigo Emilio Morgado Valenzuela, que has venido desde tu país para participar en esta ceremonia, gracias por tus elogiosas palabras, y lo mismo a usted, doctor Leopoldo Gamarra Vilchez; gracias a todo el personal de Aele y gracias a todos los presentes en esta ceremonia por acompañarnos en estos momentos de tanta significación para nosotros.  

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