domingo, 21 de mayo de 2017

ANÁLISIS LABORAL, AELE, MAYO 2004, Dr. LUIS APARICIO VALDEZ (+)





ANÁLISIS LABORAL, AELE, MAYO 2004
CARTA DEL DIRECTOR

Apreciado amigo:

Hace 50 años, en 1953, se instaló en Lima una misión técnica de la OIT para el Área Andina con la finalidad de promover los derechos de los pueblos indígenas. Ese primer paso fue seguido por otros que culminaron siete años después con su reconocimiento, primero, como un Centro de Acción Regional de la OIT y más tarde, como la Oficina Regional para América Latina y el Caribe.

¿Cuál ha sido la evolución del munto del trabajo y la OIT en estos 51 años transcurridos? Este fue el tema desarrollado por 4 ex Directores y su actual director, señor Agustín Muñoz y que reseñamos a continuación.

Es poco conocido que la oficina de Lima fue la primera que se creó fuera de la sede central de Ginebra y que con ella se inició el proceso de descentralización de la OIT. Al frente de la Oficina de Lima estuvo en aquella época el legendario don Carlos Dúgard. Quién le siguió fue Julio Galer. A él le tocó impulsar la formación profesional, los estudios y propuestas sobre migración interna y el impulso al desarrollo de la Administración del Trabajo.

En los ochentas temas fundamentales fueron el Diálogo Social y la Cooperación Técnica mientras conocíamos frustradas experiencias populistas y lo que es el terrorismo. Dirigió la Oficina de Lima en buena parte de aquella época, Jorge Capriata.

Época interesante fue la de final del siglo veinte. Los noventas dieron paso al proceso de globalización y al avance de la integración latinoamericana, a la privatización y también a varios gobiernos dictatoriales.

Ésta época conoció avances del Diálogo Social y sobre todo en 1998 a la Declaración de los Derechos Fundamentales en el Trabajo de la OIT mientras se desarrollaban en el mundo Códigos de Conducta y se abría campo la competitividad, la urgencia de reducir costos de las empresas y el riesgo de que se desarrollara una tendencia de rebajar las remuneraciones de los trabajadores para conseguirlo.

También por esa época avanzó la política de favorecer los contratos por tiempo indefinido y la flexibilidad mientras ocurría algo muy importante para la OIT y esto fue el reconocimiento de la institución como el Organismo Mundial con autoridad para pronunciarse en asuntos de trabajo, dejando de lado los intentos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y de otras entidades internacionales de hacer prevalecer su voz.

Víctor Tokman, quien dirigió la oficina en los 90, supo explicar que no es la ruta sacrificar en el mundo de hoy los salarios de los trabajadores sino lograr avances gracias a la tecnología y la capacitación. A ninguna parte va el capital sólo porque son bajos los salarios.

En la década de los 90 recordó Tokman la Seguridad Social entro en crisis tanto por deficiente administración, como por la corrupción. La previsión social privada fue recibida entonces con reservas para pasar posteriormente a propuestas más positivas. Por eso hoy en día, señaló Tokman, es necesario encontrar la manera de mejorar el sistema haciéndolo más justo y solidario.

También ésta década de fin de siglo conoció los esfuerzos para desarrollar políticas de incorporación de los informales, así como la debilidad estructural de los actores sociales, trabajadores organizados y empleadores. Sin embargo estos últimos avanzaron por la importancia que alcanzaron con el cambio tecnológico y fueron encontrando espacios comunes.

Debe encontrar la OIT la manera de hacer más por los excluidos, aseveró Tokman.

La década de los noventa conoció la urgencia de que la globalización no significara desmedro de las condiciones de trabajo y en cambio desarrollara el empleo, mientras la gente ya se preguntaba si era mejor menos estado y más eficiente mercado y qué podía hacerse para ampliar la cobertura de la Seguridad Social.

De lo ocurrido en lo que va de este siglo se ocupó Agustín Muñoz, quien destacó cómo en esta década se extiende por Latinoamérica el proceso de democratización y cómo nuestros países se van acostumbrando a la alternancia en el poder. En todas partes se busca la eficiencia económica y la disciplina fiscal. Pero hay insatisfacción dentro de la democracia a la que se le pide que supere su déficit que ha llevado a que algunos presidentes no puedan culminar sus respectivos períodos presidenciales y se escuche el mensaje de que también deben corregirse los déficit de la globalización.

América Latina, dijo Muñoz, se rebela contra la corrupción y pide que la globalización permita el “chorreo”.

Hoy día los empresarios y trabajadores están más capacitados, lo mismo que los funcionarios del Ministerio de Trabajo y un tema de gran actualidad es el de la integración, como lo son el de las pensiones en toda Latinoamérica, el del empleo y el de la discriminación racial.

Tarea actual de gran importancia es la de involucrar a los Ministerios de Trabajo y de Economía hacia el empleo decente para lo cual se debe llevar adelante una cumbre presidencial de manera de concretar una agenda que promueva el empleo decente.

Hay ahora nuevos actores, señaló Muñoz. Las redes académicas, el Poder Judicial, los medios de comunicación y culminó diciendo que la OIT cuenta en Lima ahora con un sólido equipo abierto a dialogar con sus colegas e hizo mención a la necesidad de diálogo social para la gobernabilidad y cuán necesaria era ésta para el desarrollo.

No menos importante fue la participación de Daniel Martínez, Director Adjunto, quien en su calidad de comentarista cerró la sesión aludiendo a la dificultad que existe de transmitir el progreso y a la preocupación por hacer frente al desempleo y la informalidad y finalmente a la necesidad de que haya paz para alcanzar los compromisos.

Es de desear que la OIT siga en su empeño por alcanzar sus metas en pro de mejores relaciones laborales y en favor del mundo del trabajo.

Atentamente,

LUIS APARICIO VALDEZ (+)

Director

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