lunes, 24 de febrero de 2020

SEGURIDAD SOCIAL ¿INDIVIDUAL O SOLIDARIA? -Dr. Martin Fajardo Crivillero (1996).






SEGURIDAD SOCIAL
¿INDIVIDUAL O SOLIDARIA?
Martin Fajardo Crivillero
Decano de la Facultad Derecho y Ciencia Política de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

En: VI Congreso peruano de derecho del trabajo y seguridad social-UNMSM (1996).

Desde los tiempos más remotos de la civilización el hombre siempre ha buscado protegerse individual o grupalmente en base a sus nociones innatas de seguridad y solidaridad. Es que la seguridad le confiere la solidez y tranquilidad frente a las acechanzas adversas de que suele ser objeto, cualquiera sea su nivel cultural o social. Suele haber entonces seguridad individual, comunitaria o nacional, correspondiéndole al Estado proporcionarla y garantizarla, dado que bajo el criterio de la seguridad ciudadana suelen erigirse las mejores condiciones de vida, los mejores niveles de vivienda, de alimentación y de producción, los que a su vez conllevan al desarrollo nacional. Al Estado le compete también, en su fin propiciador del bien común, promover y asegurar el desarrollo social y económico como aspiración y destino final de la persona humana.

La Segundad Social viene también impulsada por la necesidad de brindar seguridad y bienestar a la nación, siendo estas categorías macro- políticas concomitantes e interdependientes entre sí, puesto que el bienestar es el fin supremo, y la seguridad – no obstante ser fin en sí misma- resulta ser condición para alcanzar el bienestar. La consecuencia de ambos fines supone obviamente la determinación de objetos nacionales de seguridad y objetivos de desarrollo, para cuyo efecto el Estado tiene que desplegar tanto políticas y estrategias de seguridad como políticas y estrategia de desarrollo.

LA SOLIDARIDAD

La solidaridad viene ínsita en la noción del género humano, por el sencillo hecho de que el hombre no puede vivir aislado ni desprovisto de la acción correlativa de sus semejantes, hacia quienes tiene el deber de amparar y el derecho de ser, a su vez, protegido "Nadie es una isla, por completo, en sí mismo -dice John Donne-;... la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad, y por consiguiente, nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas; doblan en ti”.[1]

Es en la noción solidaria en la cual se afinca la familia, la asociación, la nación, las asociaciones de naciones, en búsqueda de un destino mejor y común. La Segundad Social tiene este desiderátum al convocar a todos los miembros de la colectividad para protegerse y desarrollarse mutuamente en base al esfuerzo conjuncionado de sus miembros. Este es el mecanismo eficaz por excelencia que le inspira y permite repartir las cargas y los beneficios, de acuerdo a las necesidades de cada uno de sus miembros, y por eso la OIT, al referirse a la Segundad Social, dice que se trata de una nueva expresión para un viejo anhelo.

El liberalismo del siglo pasado puso fin a las instituciones embrionarias de la Seguridad Social, como fueron los gremios, las asociaciones mutuales, las cofradías, y demás corporaciones solidarias, y se le percibe nuevamente en estos días como especie de un viento frio en cuya niebla se van mermando los postulados de la solidaridad y de la seguridad que el hombre en todo el trayecto de su historia ha buscado y seguirá buscando, no solo en procura de su promoción» sino también de su identidad con los demás miembros de la colectividad.

PREVISION INDIVIDUAL Y SOLIDARIDAD

La seguridad social, en su fin de procurar protección y bienestar, siempre ha funcionado con orientación preventiva, curativa y reparadora, en procura de esa noción de integralidad y solidaridad. Si aquí nos referimos por separado a los conceptos de la individualidad y de solidaridad es porque percibimos la tendencia de las políticas actuales de querer potencial el seguro individual, de cuño de previsional, a cargo de empresas particulares, e ir dejando de lado el seguro solidario, colectivo a cargo del seguro social. Ello explica un poco la tendencia del mundo en actual evolución e incontenible desarrollo de pasar, de las alternativas singulares, a las acciones múltiples, en casi todas las actividades de la vida, inclusive en materia de seguros sociales. Por ejemplo, hasta fines de los turbulentos 60 vivíamos una especie de alternativas duales, en tanto que, aproximadamente, a partir de 1980 se abre el camino de una diversidad sin precedentes, caracterizada por una amplia gama de posibilidades y valores dispares. V.g., hacia aquel entonces papá trabajaba, mamá cuidaba de 2 a 4 hijos, los niños iban a la escuela, la palabra de la persona mayor era venerada: se trataba del núcleo de la familia tradicional; entonces, sólo podíamos escoger entre público o privado, trabajo o estudio, bicicleta o automóvil, ciencias o letras (especie de trívium o cuadrivium), creyente o ateo, era la época de los teléfonos negros, las bañeras blancas, los cheques verdes. Ese mundo de alternativas radicales ya feneció debido a una serie de explosiones vertiginosas que se han irradiado sucesivamente en miles de formas entre nosotros, y que seguirán multiplicándose en el futuro, en una especie de avalancha, de transformación e inconformismo, bajo el signo de la autonomía, individualismo y libertad.

La citada familia tradicional o agrícola ya casi no existe, pues ha sido víctima de una gran complejidad en su integración y de irradiación de roles entre sus componentes: hoy existen las parejas no casadas, las parejas que viven separadas, los papeles de sus miembros se han trastocado, los cabezas de familia viven solos (solteros, ancianos, divorciados) y son tan numerosos que el edificio básico de la sociedad prácticamente son los individuos, no las familias nucleadas. Al incorporarse la mujer al ámbito laboral, en cantidades sin precedentes, gran parte de ellas se tornan en cabeza de familia. Entre la esfera del sector privado y el sector público también se han erigido una serie de instituciones que disipan el esquema tradicional de ambos, así como la estructura misma que, como religión, teníamos de los poderes del Estado.[2] 

En las artes no existen escuelas dominantes miles de artistas y escuelas florecen sin que aparezcan nuevos líderes que las canalicen lo cual contrasta con el pasado, pues ahora hasta en el arte interpretativo hay una multitud de opciones, ya sea en la música, literatura, arquitectura, danza, pintura, las artes plásticas, etc., las formas han cambiado notablemente. En materia de religión y creencias religiosas se diversifican las iglesias, templos, mezquitas y locales de reuniones y ceremonias.[3] En la línea de alimentos y sus acompañantes sucede lo mismo. La televisión por cable y vía satélite es otro síntoma de la multiplicidad de opciones en esta época. La diversidad étnica nos revela también que hemos pasado del mito o rechazo de la fusión étnica, a superar la diversidad racial y de cultura. De una u otra forma, tenemos que admitir que la familia tradicional desapareció, la voz del mayor de edad en el hogar (a veces la del abuelo se difuminó y ya no es escuchada. El mundo de las alternativas limitadas o tradicionales fenece ante el florecimiento y empuje arrollador de las actuales opciones múltiples, signadas por la igualdad y prosperidad. El pedagogo americano, Ralph Tyler, manifiesta por ello: "Usted, puede decir que está siendo educado si sus opciones están aumentado, y, que ocurre lo contrario si están disminuyendo. Análogamente, una sociedad puede decir que está desarrollándose si las opciones de sus ciudadanos están aumentando".[4]

Ante este panorama diversificador ¿podrá el Seguro social del año 1881 seguir parapetándose en sus viejos esquemas bajo el amparo enteramente estatal, o debe también admitir el impulso avasallante que imprimen las exigencias actuales en los mecanismos de prestación de servicios?

PECULIARIDADES NACIONALES

A nivel global, y sin políticas de previsión completas a la vasta, puede decirse que la población ya no está a la espera de ayuda del exterior o del Estado, con el sombrero en la mano, pero que, de seguro, tampoco perderá su espíritu solidario, inmerso como viene en su idiosincrasia histórica, que es lo valioso y rescatable en estos tiempos de crisis.

El modelo nacional de desarrollo que eligió el Perú hasta 1960 puso demasiado énfasis en el rol protagónico del Estado cuyo modelo fracasó, al igual que el modelo de la seguridad nacional, por lo que será necesario entonces iniciar el proceso de reordenar nuestras proyecciones de desarrollo en base a otros patrones, para el buen funcionamiento de la nueva Política Social, que incluye a la Seguridad Social.

Vivimos a no dudarlo en un medio social y económico bajo, carente de políticas de previsión, una ecología plagada de sustancias peligrosas; salud, educación, vivienda y alimentación deficientes; sin entablar una lucha organizada contra la pobreza, el desempleo, la violencia, el transporte, el trabajo, el bienestar social. Claro está que ello depende también de la escala de valores adoptada a nivel nacional que aún no existe ¿Cómo arrostrar todo esto, con la serie de barreras internas que además conjuran? Tal es el desafío a nivel estadual será necesario para ello modificar costumbres y tradiciones arrastradas para fijar nuevas prioridades a nivel general.

Otro desafío lo constituye la mística integracionista, para un cambio de mentalidad que conduzca al cambio social, con un plan regulador del Estado, teniendo en cuenta que la economía y la empresa se globalizan, y que la fuerza laboral se desregula o flexibiliza en consonancia con la competencia del mercado transnacional, habida cuenta que el despliegue del capitalismo a escala transnacional es el que ha cuestionado el estado de bienestar al considerar que se obstaculiza y frena el  desarrollo.

A nivel de Seguridad Social, la institución central se encuentra subordinada a la policía económica del estado, alejada de los núcleos sociales, que es necesario superar privilegiando el rol de los interesados en cada uno de los modelos del sistema; a su vez, las políticas económicas se encuentran supeditadas al mercado global y a la universalización de la economía.

La Seguridad Social en el Perú es compleja y asistemática, con dispersión legislativa y carencia de coordinación en el accionar de los regímenes generales, especiales, complementarios y alternativos, que en total sobrepasan de 29. Los regímenes generales aparecen marginados por el ente central y hay además diferentes seguros sociales para los diversos sectores de trabajadores, esto es, seguros sociales de un virtual corte ocupacional.

Habrá que orientar también la mira por los gobiernos regionales que están en ciernes, a efecto de que se consideren algunos mecanismos de protección social en su organización política. De ahí pueden surgir nuevas formas de participación y control institucional, tanto en los sectores populares como en la entidades gremiales vinculadas al ámbito de la Seguridad Social. Si los procesos de democratización ahí se profundizan se alcanzará un marcado desarrollo socio-económico y se iniciará la reducción de la marginación social, cuya eliminación es otra de las propuestas de la Seguridad Social.

EL SEGURO PREVISIONAL

Diverso es el concepto que en la Seguridad Social se le da a la previsión, ya desde el punto de vista etimológico (praevidare: ver, saber, conocer con anticipación), ya desde el punto de vista político-social, o en su relación con la Seguridad Social.

Desde el primer punto de vista, es al hombre a quien corresponde el ejercicio de proyectarse con dirección hacia el futuro para que, cuando éste sobrevenga, no lo tome desprevenido. Esta visualización y proyección en lo que de nosotros dependa toma el nombre de prospección (la adivinación, la cartomancia, la astrología, la bola de cristal, el espiritismo, la lectura de las líneas de la mano, del rostro, y toda la gama de disciplinas esotéricas, que dan lugar a las profecías, hasta llegar a la ciencia de la futurologia, la exploración sistemática del porvenir por computadora, las estadísticas de siniestrabilidad, las tablas actuariales de mortalidad, entre otras medidas de predicción científica, dan cuenta de este perenne afán prospectivo del hombre). Y estarse preparado para el futuro, en aquello que sea inexorable, es lo que se denomina previsión propiamente dicha.

Desde el punto de vista político-social y "para la doctrina más aceptada -según Cataldi- previsión social es aquélla que previene los efectos de la miseria mediante instituciones especiales, en las cuales intervienen los propios interesados por medio del ahorro, o sea sus aportes... La previsión social requeriría siempre un sistema de capitalización de beneficios diferidos".

Pueden haber diferentes clases de previsión, en términos, genéricos o, si se quiere, de modo convencional:

a) La previsión voluntaria e individual constituida por el ahorro y el seguro privado, que encierran a la vez un ánimo de lucro;

b) El mutualismo, el cooperativismo y hasta el seguro social facultativo, en cuanto no atesoran ni tienen fines lucrativos;

c) También tenemos a la previsión obligatoria, solidaria o social, constituida por el ahorro colectivo y administrado por el Poder Público.

Esta última no puede llevar a confundir Previsión Social con Seguro Social ni menos con Seguridad Social.

En el ámbito positivo precisa destacar las medidas que algunos países adoptan para conferir protección a sus miembros, generalmente trabajadores, contra ciertas contingencias, mediante Cajas Administradoras de Previsión. Esencialmente, el régimen de estas instituciones constituye un sistema de ahorro obligatorio, a la cual los trabajadores y/o sus empleadores pagan cotizaciones periódicas a una caja determinada, donde se acreditan a una cuenta por separado para cada trabajador sobre la que se pagan intereses, y cuando se producen las contingencias previstas, tales como la vejez, invalidez o muerte, el trabajador o sus supervivientes reciben bajo diversas modalidades la suma que figura en la cuenta, con los intereses. También suele pagarse una parte de la cantidad que figura en la cuenta, en caso de enfermedad. Cabe hacer notar que aquí no se hace frente a los riesgos de manera colectiva y que no se aplica el principio solidario del Seguro Social. Entre los países que mantienen Cajas de Previsión, figuran Ceilán, Ghana, India, Kenia, Malasia, Nigeria, Singapur, Tanzania, Uganda y Zambia. En Chile, Argentina, Perú y Colombia se han instituido las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) corno órganos de expresión del Seguro Privado de Pensiones; otros países, como Bolivia, Ecuador, México y El Salvador, tienen estudios y proyectos avanzados v en vías de aprobación.

Antaño la Previsión Social era equiparable con el Seguro Social y fue simplemente una idea que cuajó momentáneamente y que luego fue absorbida por la nueva idea de la Seguridad Social, ya que al aparecer los primeros planes de la Seguridad Social ella fue perdiendo carta de vigencia por la restricción del término y de su propósito individualista o ególatra (que puede conducir a la insensibilidad y envilecimiento) con relación a la amplitud y proyección social de esta Ultima.

De la misma forma piensan Krotoschin, cuando dice: "La Previsión Social se ha ampliado en los tiempos modernos hacia la Seguridad Social", y Etala, cuando afirma: "Siendo la previsión uno de los medios utilizados por la Seguridad Social (los contributivos) no pueden tener otra pretensión que la de servir como medio o instrumento... Toca a la Seguridad Social determinar cuáles medios o instrumentos utilizará, si los contributivos (previsión) o no contributivos (asistencia social y servicios públicos), pudiendo utilizar uno solo de ellos o todos, coordinados o no, con plan o sin plan orgánico".[5]

APROXIMACIÓN DE LOS ESPACIOS

Una primera aproximación conceptual permitirá identificar el entorno en el cual actúan el Seguro Socia] y el Seguro Privado de Pensiones o sus Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), por separado. Veamos algunas:

* El campo de aplicación del Seguro Social es de mayor riqueza, en cuanto a cobertura de personas y contingencias protegibles, que procuran por ese medio contribuir al bienestar colectivo y, de tal manera, en forma directa, a] desarrollo nacional. El Seguro Privado se constriñe a la exclusiva cobertura de ciertos riesgos individuales, buscando primordialmente un lucro razonable, si bien de manera indirecta coadyuba al desarrollo nacional.

* Por ser más amplio, el Seguro Social suele ser menos eficaz en sus servicios. El Seguro Privado, en cambio, por su selectividad e individualidad, resulta ser más efectivo en este terreno de atención a sus clientes.

* La gestión del Seguro Social concierne al Derecho Público. El Seguro Privado concierne al interés individual y, por ende, al Derecho Privado, y es atendido por empresas financieras de seguros. En ambos casos, existe la teoría subjetiva de que cada asegurado sostiene un contrato bilateral y consensual sobre algo prefijado; aunque, bien visto, en el caso del Seguro Social ese supuesto convenio estaría celebrado con el "todo", que se confunde con el derecho y la obligación de los demás, propio de la filosofía del Derecho Público, y en nada se parece a un seguro mercantil que, irrelevantemente, plantea su vínculo con un individuo.

* En el Seguro Social la carga o financiación solidaria reposa sobre el concepto de que toda contribución beneficia a la colectividad. En el Seguro Privado la prima la aporta sólo el cliente o asegurado en función de un riesgo elegido, la probabilidad de su acaecimiento y del monto materia de "su' premio esperado.

* El Seguro Social y, por ende, la Seguridad Social a la que integra, por su vocación universitaria, brinda protección a la criatura humana que habita la Tierra, en forma indiferenciada y obligatoria, poniendo de relieve su acción solidaria. En el Seguro Privado prevalece el derecho de libre elección, la alternancia y revocatoria, tanto de los asegurados como de las empresas.

*En el Seguro Social no existe equivalencia entre las aportaciones que recauda y las prestaciones que sirve a cada asegurado, en virtud de la solidaridad y la redistribución de las fuentes económicas entre quienes se encuentran acogidos al régimen; la valoración del riesgo así como sus costos secundarios resultan aquí intrascendentes; el costo de sus prestaciones tampoco tiene límites, pues a un asegurado enfermo se le brinda atención desde los síntomas de su dolencia hasta su curación total o fallecimiento. En el Seguro Privado existe una relación inter-individual entre el monto de sus aportes y el techo de la cobertura del premio, y debe cuantificarse el valor del riesgo y sus costos adicionales a los efectos de su manejo financiero operativo.

* El Seguro Social se encuentra vinculado a la política económica y social del Estado, de ahí que se encuentra propenso a las apetencias e intereses de sus representantes de turno. El Seguro Privado, no es que se encuentre totalmente desvinculado de la política socio-económica del país, sino que su actividad la ejecuta según las reglas del mercado, de costo-beneficio, un tanto más lejos de tales codicias e intereses denostantes.

* En el Perú, aparte de su acusada ineficiencia, el Seguro Social se muestra aletargado, sin mística ni conocimiento real del servicio, donde el asegurado en sus requerimientos lo hace como un capitulero, a fuerza del maltrato y agresión de que es objeto. El Seguro Privado, en su toma de personal, lo selecciona y luego lo adiestra, tecnifica y promueve teniendo en cuenta la calidad de sus servicios, su eficacia y su productividad, en perenne afinamiento de sus servicios.

* En el supuesto mercado cautivo monopólico en el cual se suelen mover los seguros sociales, no es muy difícil la cleptocracia y el soborno a un alto funcionaria y menos a los de estratos inferiores, dado que la corrupción está enraizada en la mente popular, donde se tiene que tratar con una cadena de gente que tiene la mano prácticamente extendida -salvo raras y honrosas excepciones- debido a los magros salarios, la que suele cultivar una aguda imaginación para crear dificultades a efecto de vender facilidades. En el Seguro Privado esta posibilidad pudiera estar más remota.

* El Seguro Social es de carácter obligatorio y de corte laboralista. El seguro mercantil es abierto y potestativo y puede no tener en cuenta como requisito básico la índole laboral de su cliente.

* El Seguro Social es autónomo y descentralizado por prescripción constitucional, si bien tales características aún no han funcionado en el Perú. El Seguro Privado de Pensiones y el Seguro Mercantil mismo son centralizados y están bajo el control de la Superintendencia de Administradoras de Fondos de Pensiones y la supervigilancia de la Superintendencia de Banca y Seguros.

* El Seguro Social puede constituir un objetivo nacional en razón de que es un instrumento poderoso que permite impulsar el desarrollo del país. El Seguro Privado constituye un objetivo particular y contribuye generalmente en forma residual al desarrollo nacional.

*En cuanto a responsabilidades, el Estado jamás fue en el Perú un contribuyente como tal para el Seguro Social; como empleador de los servidores a su cargo es el deudor más incumplido. Los empleadores particulares -algunos de ellos-evaden el pago de sus propias contribuciones y las retenidas a sus servidores, terminan disolviéndose o cambiando de razón social, para imposibilitar las captaciones de Seguro Social. En el Seguro Privado no puede darse este fenómeno porque el Estado no cotiza, y los empleadores o asegurados están puntualmente vigilados y requeridos en el pago de sus cuotas.

* Tanto el Sistema Nacional de Pensiones (art. 70 del D.L.19990) como eI Régimen de Prestaciones de Salud (art. 34 del D.L. 22482) disponen el otorgamiento de prestaciones, en forma imperativa, aun cuando los empleadores estuviesen adeudando aportaciones. Este supuesto se produce al reputarlos como los entes tutelares de los asegurados y cuyas reglas de supervisión y control funcionan óptimamente, lo que resulta negado y contradicho en la realidad. En el Seguro Privado de Pensiones, en cambio, se requiere la acreditación efectiva de las cotizaciones para solicitar el premio o las prestaciones por sus afiliados.

* A manera de colofón, consideramos que si los regímenes de la Seguridad Social resultan ahora ineficaces, es necesario reforzarla mediante el concurso de los seguros privados, en su rol de complementarios, cuya compatibilidad y coexistencia lo autoriza al art. 11 de la Constitución Política del Estado. Y no solo los seguros privados pueden prestar esta modalidad de concurso, sino que deben hacerlo también las otras entidades remozadas y acordes a los tiempos actuales, come son las mutuales, las derramas, los programas sociales, las cooperativas, cajas, asociaciones de ayuda mutua sin fines de lucro, asistencia privada, asistencia social, servicios sociales, etc., especie de un programa nacional vertebrado y estructurado a fuerza del impulso de la propia colectividad, en busca de su propio bienestar, a falta de regulación del Estado de protección para todos, Y es que durante estos tiempos difíciles y de carencias las personas requieren estructuras sólidas -no ambigüedad- para orientar sus vidas; necesitan algo a qué aferrarse, no la incertidumbre de promesas a futuro. Y porque si estamos refiriéndonos al rol tutelar de la "seguridad" en un ámbito jurídico-social, debemos tener en cuenta e incluir en ese empeño a todos aquellos métodos e instituciones que el hombre ha creado y es capaz de crear para hacer frente, en mayor o menor medida, a las contingencias y riesgos que lleva implícita la convivencia humana y que, a su vez, le facilitan el desarrollo de sus actividades.

* Uno de los problemas, no agotado aún en su discusión, es quiénes de los asegurados estarían dispuestos o en condiciones de tomar un seguro complementario a través de los seguros privados o a través de las asociaciones civiles sin fines de lucro. No es necesario para ello pasar una encuesta y escudriñar la propensión de las respuestas; basta la auscultación histórica del sentido comunitario y la constatación de la realidad del nivel salarial de nuestros asegurados.

* La imagen que se tiene de la Seguridad Social en estos momentos, es como un tren que va cuesta abajo, que reclama cambios inmediatos en el edificio dispensador de servicios; empero, en su filosofía y su mensaje social que lo inspira, sigue y seguirá inmarcesible e intocada. Por ello, según percepción de la OIT, es necesario aceptar dichos cambios, sin claudicar en los principios, puesto que no hay que confundir los medios con los fines[6].

A MANERA DE RESUMEN

De lo expuesto en las líneas anteriores de este trabajo pue-den derivarse, entre otras, los siguientes conceptos:

a) El bienestar humano ha sido y es una aspiración funda-mental en el trayecto de la historia, aspiración que la Seguridad Social no hace sino recogerla y organizarla tratando de hacerla extensiva a todas las personas, sobre bases de equidad y justicia, como medio de coadyuvar a la Política Social del Estado.

b) A los 30 años más o menos de su instauración, la Seguridad Social encuentra afectada su estructura, que le impide continuar su desarrollo normal, debido, entre otros factores, a su desfinanciamiento, al elevado costo de sus prestaciones, a la crisis económica y a la explosión demográfica y gerontológica sobrevenidas, así como a los avances tecnológicos y científicos que marcan en el mundo toda una nueva era.

c) La conjunta misión preventiva, curativa y reparadora, que asumió la Seguridad Social, a partir de la década de 1960 se disloca en razón de sus excesivas proporciones, al haber concentrado gran parte de sus prestaciones en las acciones de tipo curativo, con los grandes costos que ellas significaron, en tanto que los males de la colectividad seguían creciendo, por lo que pasó a priorizar las acciones preventivas y reparadoras, sin que pudieran tampoco contener la avalancha de los costos, desde todas sus vertientes, que produjeron su actual desfinanciamiento.

d) Las medidas propuestas para contener el crecimiento de los costos -en función de las nuevas variables y necesidades humanas surgidas en esa etapa de involución- consistieron en ajustes contractivos dictados por las emergentes políticas de "afinamiento". Desaparecidos a su vez los reclamos laborales de prédica socialista que la Seguridad Social habla ayudado ha canalizar a través de las prestaciones, a partir de 1989 sobreviene la etapa del post capitalismo y el predominio único del neoliberalismo y la previsión individual. Se cree estar de esta manera ante la distensión de la filosofía y la mística de los Seguros Sociales y aun de la Seguridad Social.

e) La Política Social del Estado confronto la imposibilidad de cumplir con sus fines esenciales, consistentes en procurar el bien común y el bienestar a/ resto de la colectividad, al sentirse vencida por la crisis económica y el costo elevado que día a día producía su sobrecarga burocrática, y es así como el ente central abdica a estos fines primordiales y declara su descompromiso social, dejando librados a su suerte a todos los individuos, acostumbrados como estaban -por lo menos en el medio latinoamericano- a depender de sus instituciones.

f) La crisis que afecta a la Seguridad Social obedece fundamentalmente a la crisis financiera determinada por las bajas tasas de desarrollo nacional, así como a la desarticulación de la estructura laboral consistente en la aparición voluminosa de los eventuales y el mayor despliegue de los desocupados. Fue ese el momento cuando la institución propone la necesidad de aplicar la racionalización en el disfrute de las prestaciones, al considerarlas como un derecho más humano y justo, ejercitables por sus titulares sólo después de agotados sus recursos personales, sitúa el servicio de sus prestaciones en un rol subsidiario, y en cuanto lleven solo a cubrir necesidades reales. Mas, como este principio no cristalizó, debido a la crisis generalizada, entre otras razones, se adoptaron las traumáticas medidas de ajuste contrativo o acciones de recorte, consistentes en la reducción de la cuantía inicial de las prestaciones, el endurecimiento para procesarlas y deferirlas, la total reducción de la extensión de cobertura, y la austeridad en los gastos corrientes y de inversión.

g) Sobreviene así un nuevo criterio de Política Social, consistente en la apertura a la privatización de algunos Seguros Públicos de Pensiones, especie de meandros contingentes que funcionan en Chile, Argentina, Perú y Colombia. En otros países, como Bolivia, Ecuador, Méjico y El Salvador, existen proyectos legislativos en vías de aprobación; en España, Polonia, Hungría, Brasil, Uruguay, Paraguay y EUA se realizan estudios de factibilidad para sugerir si este camino es viable; y en Italia, Croacia, Sudáfrica, Malasia y Nueva Zelanda se está acopiando información sobre dicho modelo privatizador.

h) Pero si bien la reducción del aparato estatal y su descompromiso social tienen ribetes estructurales, es verdad también que la involución de la Seguridad Social tiene el mismo carácter, y no meramente coyuntural, como se suponía. Se produce pues la desesperanza sobre aquel anhelo profundo -de protección y bienestar que se habla forjado la humanidad- que durará mientras dure este periodo de transición que vivimos y el país recupere su índice normal de desarrollo.

i) Los sistemas evolucionados de Europa se encuentran identificados con los conceptos de democracia, madurez, tecnología y bienestar, y los pobres allí son minoría, por eso es que la noción solidaria tiende a mantenerse. En los de América Latina, en cambio, se advierte que funcionan en un medio social económicamente bajo, carentes de políticas de solidaridad y previsión, una ecología plagada de sustancias peligrosas; salud, educación, vivienda y alimentación deficientes; sin entablar una lucha organizada contra la miseria, el desempleo, la violencia, el transporte, el trabajo, el bienestar social; los pobres son mayoría.

j) En América Latina vivimos una especie de tiempo del paréntesis, algo así como entre dos etapas, sin estar ni el pasado del "welfare state” ni en el futuro que disertará nuevas fórmulas solidarias de bienestar, en el cual la Seguridad Social tendrá que adaptarse a los nuevos cambios y forjar nuevas modelos de instituciones peculiares que, en apoyo al aparato social del Estado, procuren a todos los miembros de la colectividad niveles de vida y de bienestar adecuados.

Mientras ello sucede, y en vista de que no es éste el tiempo de las grandes instituciones estatales respaldándonos y de las que tengamos que esperar corno meros receptores pasivos la solución de los golpes y eventualidades de la vida, se advierte que la sociedad desarrolla una economía asociativa, en la que tiende día a día a organizarse en asociaciones civiles, tipo mutuales, derramas, programas, fundaciones, cooperativas, juntas, y grupos de autoayuda, sin fines de lucro. Allí las personas apuestan a unirse a quienes tienen algo en común para una asistencia mutua, que puedan satisfacer una necesidad también común, especie de capitalismo social. El signo que les sirve de guía es ayudarse a sí mismos ayudando a los demás.

K) Los 29 regímenes de prestaciones que actúan en el Perú, casi todos de base solidaria y redistributiva, se encuentran irradiados y funcionando cada cual por su cuenta. Esta organicidad explica en cierto modo porque la cobertura de protección se había circunscrita a sólo una parte de los trabajadores asalariados urbanos, en una suerte de privilegio, sin extenderse a la mayoría de la población nacional. De ninguno de ellos se conoce en cifras reales el volumen de su población protegida, ni otros microdatos relativos a segmentos por edades, sexo, actividades, condición social, áreas geográficas, monto de las economías que dispensan, etc.

l) La desregulación y precarización de la fuerza laboral reduce los salarios reales de los servidores públicos a un índice del 35%, de los servidores privados a un 55%, y a coeficientes más agudos los ingresos de los sub-empleados, así como de los trabajadores dependientes inestables, así como de los informales e independientes. Esta es la escala desmembrada de la actual sociedad de trabajo. La planificación y gestión de los servicios de la nueva Seguridad Social requerirá, por eso -para procurar protección y bienestar- de la participación de todos ellos a través de sus propias organizaciones, para darle la garantía consensual que requieren estas medidas democráticas de orden social.

ll) Parejo a los servicios generales, que proporcionan los seguros sociales, pueden marchar los servicios de los seguros privados individuales, de ahorro forzoso o complementarios, para aquellos trabajadores que tienen los medios suficientes y quieren, adicionar sus prestaciones; sin ostentación, en vista de que, dentro de un mismo escenario social como el nuestro, plagado como está de diferencias económicas, étnicas, culturales, religiosas, sociales y políticas, puede resultar erosionante profundizar más discriminaciones. No es tan importante, por eso, en estos momentos de alternativas y opciones múltiples, apurarse a diseñar el modelo que pudiera adoptar la nueva Seguridad Social; lo fundamental e inmediato es que, a fuerza de privilegiar a algunos, no reduzca a la miseria a otros. El Estado tiene mecanismos para salvaguardar el status de todos sus miembros, en su elevada misión de gerenciar el bien común.



[1] John DONNE, glosado en la introducción del libro Por Quién Doblan las Campanas, de E. Hemingway.
[2] Junto a ellas están las corporaciones, las empresas públicas, los consejos y entidades autónomas, las mutuales, juntas y servicios de auto-ayuda sin fines de lucro, etc., empero resulta ser la economía la fuerza mas importante, porque las empresas están buscando a los consumidores en sus propios gustos, en sus propios domicilios, y en sus propios idiomas.
[3] Tanto de católicos, protestantes, episcopalianos, evangelistas, anglicanos, ateos, agnósticos, metodistas, presbiterianos, luteranos, mormones, adventistas del séptimo día, budistas, fundamentalistas, y otras corrientes religiosas.
[4] John NAISBITT, Macro-tendencias, Lima, Ed. Mitre, 1986, págs. 259 y 261.
[5] Derecho de la Seguridad Social, Bs. As 1996, pág. 73. 
[6] La Seguridad Social en la Perspectiva del Año 2000, Ginebra, 1984, parágrafo 39.


No hay comentarios:

Publicar un comentario